Cherreads

Chapter 36 - Capitulo 33

Fase 8: El Coliseo de las Mil Bestias

Descripción:

Enfréntate a 10 bestias míticas y divinas, cada una con habilidades únicas, que atacarán en oleadas progresivas.

Restricciones:

No puedes usar habilidades de control de realidad, tiempo o espacio.

No puedes regenerarte ni curarte durante la prueba.

Objetivo:Sobrevivir y derrotar a todas las bestias.

Recompensa:"Forja del Dios Supremo" → Te permite crear y mejorar armas y armaduras divinas sin límite. Puedes fusionar armas, desfusionarlas, añadir propiedades únicas y hacer evolucionar cualquier equipo con tu energía.

Un coliseo donde debo luchar contra múltiples enemigos... Si hubiera público, pensaría que el sistema es el emperador.

—Je... esto se siente como un espectáculo de gladiadores. —reí para mí mismo.

—Sistema, ¿cuántos puntos tengo disponibles?

[87,085,000 P.S.]

—Bien, usa lo necesario para subir la Necromancia a nivel 10.

[87,085,000 - 1,000,000 = 86,085,000]

[La necromancia ha evolucionado a Señor de los No-Muertos. Se han mejorado las siguientes características:]

Evolución del Alma: Los revividos, al matar enemigos, ganan experiencia, aumentando su fuerza permanentemente.

Resurrección Mejorada: Puede revivir seres sin importar cuánto tiempo lleven muertos.

Forja de Armas Necróticas: Las armas de las invocaciones son mejoradas, aumentando su poder en un 30%.

Ejército en Crecimiento: Puede almacenar hasta 1,000 almas.

Sonreí satisfecho.

—Genial. Ahora tengo más espacio y mi ejército es más fuerte que nunca.

Extendí mi mano con confianza.

—Que aparezca el primer enemigo.

Oleada 1: Behemoth – El Titán de la Tierra

Desde el suelo del coliseo emergió un titán cuadrúpedo. Su cuerpo era una mezcla de un elefante, con colmillos enormes alrededor de su boca, y un hipopótamo por su forma robusta. Su piel escamosa parecía una armadura natural, una defensa impenetrable.

—Veamos qué tan fuerte eres... y qué tan rápido caes.

Activé mi Rinnegan y utilicé el Camino Animal para invocar a Leviatán.

Una inmensa bola de humo apareció en la arena. Cuando se disipó, una serpiente colosal, de al menos cinco kilómetros de altura, se erguía sobre el coliseo. Su cuerpo titánico se enrolló, y un rugido atronador hizo que el suelo temblara.

—No sé cómo es que me obedece, pero me encanta. —pensé con una sonrisa.

—Leviatán, ayúdame a neutralizarlo. Yo me encargaré del golpe final.

Mi invocación asintió antes de lanzarse contra Behemoth.

Con velocidad imposible para su tamaño, Leviatán impactó su cola contra el titán, destrozando parte de su coraza. Sin embargo, Behemoth comenzó a regenerarse casi al instante.

—Así que tiene una regeneración avanzada…

—¡Leviatán, usa ataques de energía!

Obedeciendo mi orden, Leviatán aceleró en el aire, envolviendo a Behemoth con su cuerpo y estrellándolo repetidamente contra el suelo con una fuerza descomunal. Luego, lo lanzó al aire y lo recibió con otro coletazo, esta vez cargado de energía pura.

El impacto fue devastador. Una gigantesca herida se abrió en el pecho de Behemoth. Su sangre brotó, pero... no se regeneraba.

—Interesante… parece que su regeneración no puede contrarrestar ciertos ataques.

Saqué Yamato de la Puerta de Babilonia y la imbuí con la Energía de la Destrucción, que brillaba con un intenso color púrpura. Gracias a mi control infinito de energía, podía manipularla a voluntad. Sin embargo, sentía que esta energía aún no estaba en su máximo potencial.

—Creo que puedo evolucionarla aún más...

Observé a Behemoth, todavía atrapado en las garras de Leviatán.

—¡Reténlo por un momento más!

Leviatán rugió en respuesta y atacó con precisión. Behemoth, todavía confundido por su incapacidad de regenerarse, fue lanzado de nuevo al aire, donde recibió un poderoso golpe de energía que lo estrelló contra el suelo con brutalidad.

Aprovechando la apertura, me coloqué en posición de ataque.

—¡Es hora de acabar con esto!

Levanté Yamato sobre mi cabeza, dejando que la energía de la destrucción la cubriera por completo. Luego, con un solo corte rápido y preciso, desaté una onda morada que cortó el aire con una fuerza abrumadora.

El corte atravesó el cuello de Behemoth como si su cuerpo fuera de papel. Pero no solo eso...

El mismo espacio fue cortado. Una grieta dimensional apareció en el aire, distorsionando la realidad por un instante antes de ser corregida por el sistema.

—Este ataque… —observé mi espada con interés.

—Lo llamaré Corte Dimensional… se parece bastante al de Yami en Black Clover.

La oscura silueta de Behemoth cayó pesadamente al suelo. Su cuerpo se quedó inmóvil.

—Levántate.

Una energía negra explotó de su cuerpo. En un instante, Behemoth revivió como mi soldado oscuro.

—Tu nombre seguirá siendo el mismo… y parece que ahora eres mi soldado más fuerte.

El sistema confirmó mis sospechas: Behemoth tenía el rango de "Comandante Supremo del Abismo".

—Bien merecido. Aguantaste los ataques de Leviatán… y míos.

Extendí una mano, acariciando la cabeza de mi invocación.

—Buen chico. Luego te llevaré a un sitio donde puedas descansar.

Leviatán se acercó y me lamió con su lengua bifurcada antes de desaparecer.

Pero entonces…

Noté algo inusual. El cuerpo original de Behemoth no desaparecía.

—Hmm… ¿Será que estas bestias no son creaciones del sistema? ¿Tal vez las está invocando?

Si ese era el caso, entonces los cuerpos podían ser aprovechados.

—Bien… lo guardaré. Puede servirme para forjar un arma poderosa cuando obtenga la recompensa.

Sin perder el tiempo, transporté el cuerpo sin cabeza y la cabeza de Behemoth a mi Bóveda.

Entonces, el coliseo comenzó a transformarse.

El suelo desapareció, dando paso a un inmenso océano negro.

De sus profundidades, tentáculos monstruosos emergieron, elevándose como torres vivientes.

Una nueva bestia había llegado.

—Vaya, vaya… ¿Quién será el siguiente en caer?

Oleada 2: Kraken – El Terror de los Mares Abismales

—Creo que este caerá rápido... —murmuré mientras sacaba a Gae Bolg y Yamato de la Puerta de Babilonia.

Antes de atacar, observé la lanza en mi mano. Algo no encajaba.

—Espera… esta Gae Bolg es de rango B+… ¿No me digas que tengo las armas de todas las versiones de cada héroe? Entonces... ¿también tengo Excalibur Proto?

Sonreí ante la posibilidad, pero ya habría tiempo para explorar mi arsenal. Guardé la lanza en mi espalda y agarre Yamato con ambas manos, imbuyéndola con mi Viento Divino.

Con un solo corte, el aire vibró y el mar se dividió en dos, exponiendo el cuerpo colosal del Kraken.

—Vaya... solo su cabeza es más grande que todo el cuerpo de Behemoth.

Sin perder el tiempo, desenvainé Gae Bolg y la sujeté con firmeza. Un aura rojiza empezó a emanar de la lanza, intensificándose con cada segundo. Al dar una estocada, un relámpago escarlata se disparó hacia la bestia.

El Kraken intentó detenerlo con sus tentáculos, pero el ataque los atravesó uno tras otro, hasta que finalmente impactó su cuerpo, perforando su corazón. La criatura emitió un rugido agonizante antes de caer inerte en las profundidades.

Su cadáver se desplomó en el suelo de la arena, mientras sus tentáculos, aún sacudidos por espasmos, yacían cercenados a su alrededor.

—Levántate —ordené, extendiendo mi mano.

La misma energía oscura de antes envolvió el cuerpo del Kraken, que se alzó como mi nuevo soldado, ahora con el rango de Mariscal.

—Behemoth era considerablemente más fuerte —comenté, notando la diferencia en sus auras.

No me detuve más en el pensamiento y dirigí la mirada al cielo.

—Sistema, dame el siguiente enemigo.

Oleada 3: Fénix – El Resurgir Eterno

De repente, me vi transportado a una vasta llanura. Un rugido resonó en el aire, seguido por una explosión de fuego que iluminó el horizonte. De las llamas emergieron dos alas incandescentes, disipando el fuego y revelando una majestuosa ave de tres colas.

Sonreí al ver su figura.

—A ti no te mataré... Te someteré. La prueba solo exige derrotarte, no eliminarte.

Sin dudarlo, activé mi Haki del Rey Divino. Una intensa presión emanó de mi cuerpo, distorsionando la realidad a mi alrededor. Mi voluntad pura golpeó al Fénix como una ola imparable, estrellándolo contra el suelo y formando un cráter bajo su cuerpo.

Pisé firmemente el suelo y avancé lentamente hacia él, intensificando aún más mi aura. La atmósfera vibraba con mi presencia, y el aire se volvía denso e irrespirable.

Cuando estuve frente a la criatura, la miré directamente a los ojos y, con una voz impregnada de autoridad absoluta, pregunté:

—¿Prefieres morir o servirme para siempre?

El Fénix tembló bajo mi mirada y, tras un instante de tensión, extendió sus alas y las posó en el suelo frente a mí en señal de sumisión.

—Bien…

Desactivé mi presión y pasé una mano por su plumaje ardiente, que crepitó bajo mi toque. La majestuosa ave soltó un graznido, pero esta vez no de desafío, sino de satisfacción.

—Descansa en un lugar seguro hasta que termine estos desafíos. Luego te construiré un hábitat digno de ti.

Abrí la Puerta de Babilonia, y el Fénix entró sin resistencia.

—Ahora, sistema… Dame la siguiente prueba.

[El anfitrión ha encontrado una falla en la prueba. Como resultado, se aplicará un ajuste y se le otorgará una recompensa adicional.]

[Las bestias ahora deben ser eliminadas obligatoriamente.]

[Recompensa obtenida: Ryūjin Jakka.]

—¿La Zanpakutō de Yamamoto? Siempre me ha gustado mucho...

En un destello de fuego, una espada apareció en mi mano, envainada. Sonreí antes de guardarla en la Puerta de Babilonia.

De pronto, mi entorno cambió. Me encontraba frente a unas imponentes puertas grabadas con calaveras y figuras sufriendo. A mi alrededor, solo había fuego y ceniza cubriendo el suelo y el cielo.

De repente, algo impactó violentamente contra el suelo detrás de mí. Me giré de inmediato… y fui recibido por un triple rugido que hizo estremecer el aire.

Oleada 4: Cerbero – El Guardián del Inframundo

Veamos de qué eres capaz —dije mientras me lanzaba contra Cerbero. Su cabeza central me recibió con una llamarada de fuego infernal, la cual atravesé sin dudar e intenté asestarle un puñetazo en la cabeza, pero los ojos de la cabeza izquierda brillaron y pudo esquivarlo.

Humm, así que la cabeza del medio ataca con fuego, y la de la izquierda predice ataques. Solo falta descubrir la habilidad de la derecha. Veamos si con este ataque me muestras de qué eres capaz —dije mientras creaba un Rasengan al que imbuí con los elementos fuego y viento. El Rasengan adoptó un tono rojizo y le aparecieron unos shuriken de fuego girando a su alrededor.

¡Ahora recibe mi Rasengan: Tormenta de Fuego! —grité, aumentando su tamaño antes de lanzarlo.

Cerbero usó su cabeza derecha y comenzó a absorber el ataque.

Así que esa es tu última habilidad... La verdad, es bastante útil.

Pero ya sé cómo acabar contigo.

Rápidamente, saqué a Yamato y ataqué con toda mi velocidad. La cabeza izquierda logró predecir mi ataque, pero su tiempo de reacción no pudo igualar mi velocidad, y su cabeza salió volando.

Cerbero comenzó a golpear el suelo con sus dos cabezas restantes, aullando de dolor. Aprovechando la oportunidad, invoqué la Cadena del Cielo y envolví una parte en cada una de sus cabezas. Con un tirón, levanté ambas y, usando el elemento fuego en la cadena que rodeaba su cuello derecho, provocé que su piel comenzara a quemarse. Con un último y poderoso tirón, le arranqué la cabeza derecha.

Para acabar, le di un fuerte pisotón en la cabeza central, haciéndolo chocar violentamente contra el suelo. Luego, metí una parte de la cadena en su boca y, con otro tirón, le partí el cuello y la mandíbula.

¡Ahora, alzate!

De su cadáver maltrecho emergió otro Cerbero, esta vez como mi soldado. Y parece que también eres un Mariscal... Genial, otra sombra fuerte.

Bueno, vamos a por el quinto —dije mientras guardaba su cadáver junto a los otros.

De repente, aparecí en una isla. Apenas mi pie tocó la arena, el mar comenzó a moverse violentamente y la tierra tembló. Una enorme ola se alzó frente a mí y, cuando finalmente se disipó, reveló la gigantesca cabeza de una serpiente, mucho más grande que la propia isla.

¡Esta batalla será muy divertida! —dije con una gran sonrisa psicópata en mi rostro, mientras mi instinto draconiano comenzaba a aflorar.

Continuará...

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