—Entonces, ¿has venido a ayudarnos contra un enemigo que aparecerá pronto en este lugar?
—Así es.
—¿Pero sabes cómo es?
—No, simplemente fui transportado aquí por esa razón.
—¿Y quién envió a ese monstruo?
—Mejor se los muestro. Mírenme a los ojos.
Activé mi Sharingan, introduciéndolos en una ilusión donde les conté sobre la traición de Krux y su intento de corromper todos los mundos creados por Sidus. También les mostré en qué me había convertido y la misión que había asumido como el elegido de Sidus.
Al salir de la ilusión, ambos me miraron con sorpresa y admiración, comprendiendo el peso de la carga que había decidido soportar por el bien del Omniverso.
—Por eso fui enviado aquí. Krux mandó algo para detenerlos, ya que estaban logrando traer la paz a su mundo una vez más. Así que ahora… ustedes combatirán artillería con artillería.
Me señalé con una sonrisa confiada.
—Entonces, solo me queda decir una cosa… Gracias por ayudarnos —dijeron ambos inclinándose en señal de respeto.
—¡Vamos! No hace falta, a partir de ahora somos amigos —respondí con una sonrisa, contagiándolos a ambos.
[Relación Fujimaru y Mash +20][Fujimaru 20/50][Mash 20/50]
De repente, un monstruo saltó hacia Fujimaru. Sin pensarlo, moví mi mano y lo partí a la mitad con un corte limpio.
—¡Gracias! ¡Y qué genial, lo mataste solo moviendo la mano!
—No se preocupen, acabaré rápido —dije mientras extendía ambas manos a los lados. En un instante, todos los monstruos que nos rodeaban cayeron muertos.
—Bueno, eso era todo. ¿Ahora qué hacemos?
—No sé… supongo que debemos dirigirnos a Uruk —respondió Mash.
De repente, una chica de cabello negro cayó a gran velocidad mientras gritaba. Antes de que impactara contra el suelo, salté y la atrapé en el aire, envolviéndonos con mis alas de dragón para amortiguar la caída.
—¿Estás bien? —le pregunté con una sonrisa.
Ella, aún sorprendida por mis alas, asintió.
—Ah… Gracias.
—De nada, siempre es un placer ayudar a chicas guapas —respondí riendo.
[Relación Ishtar +10][Ishtar 10/100]
—Siento que también eres un dios… ¿Cuál es tu nombre? —preguntó mientras la ayudaba a ponerse de pie.
—Soy Ishtar. ¿Y tú?
—Yo soy Luciano —respondí con una sonrisa, haciendo que Ishtar se sonrojara ligeramente.
[Relación +10][Ishtar 20/100]
—Ellos son Fujimaru y Mash —los presenté.
—Encantado.
—Encantada.
—Hola, me volveré a presentar. Soy Ishtar, la diosa sumeria más fuerte.
De repente, se elevó en el cielo.
—Y por ayudarme, los liberaré de un poco de carga.
Desde el aire, comenzó a lanzar numerosos disparos de energía, aniquilando a varios monstruos. A otros los eliminó con disparos de su dedo, mostrando su impresionante poder destructivo.
—Es un gran ataque —dije, levantando el pulgar en señal de aprobación.
Ella me sonrió.
—Por cierto, ¿han visto algo que con solo mirarlo les parezca increíble?
—La verdad es que no —respondimos los tres.
—Bueno, ha sido un placer conocerlos. Espero verlos en otra ocasión… Tengo que encontrar algo que per…
—¿Algo que qué? —pregunté, intrigado.
—No, nada… Espero verlos pronto.
Dicho esto, Ishtar se alejó volando con su gran arco en mano.
"No la recordaba tan simpática en el anime… parece que le caigo bien."
Antes de poder pensar más en ello, más monstruos aparecieron y comenzaron a atacarnos.
—¡Joder! ¿Es que son infinitos? —dije, mientras Mash y Fujimaru asentían, un poco exasperados.
En ese momento, una voz salió del reloj de Fujimaru, pero antes de que pudiéramos reaccionar, él respondió rápidamente, diciendo que hablarían después.
"Ese debe ser Salomón…" —pensé.
—¡Chicos, síganme! —exclamó Fujimaru mientras comenzaba a correr.
Sin dudarlo, Mash y yo lo seguimos, pero nuestro avance fue interrumpido por un grupo de bestias demoníacas que nos cortaron el paso.
—Con estos números… Mash y yo no podremos luchar solos —dijo Fujimaru, con preocupación.
—Si lo que necesitan es ventaja numérica, yo puedo encargarme de eso.
Una voz surgió detrás de nosotros. Antes de que pudiéramos reaccionar, el dueño de aquella voz eliminó rápidamente a cuatro bestias con una destreza sobrehumana.
—Es un honor conocerlo, Master de Chaldea. Llevo mucho tiempo esperándolo en esta era de los dioses —dijo un hombre de cabello verde, acercándose con una expresión tranquila.
Tras esas palabras, levantó la mano y formó un círculo dorado, del cual emergieron varias secciones de la Cadena del Cielo, exterminando al resto de las bestias demoníacas con una precisión impecable.
—Creo que con este ataque he acabado con todas las bestias en la zona… pero su sangre atraerá a más —comentó, observando los alrededores con calma.
Fujimaru lo miró con duda antes de preguntar:
—Lo siento, pero… ¿podrías decirnos quién eres?
El hombre parpadeó sorprendido.
—Creí haberme presentado, pero… supongo que su mago podría explicarlo mejor.
Mash asintió con seriedad antes de hablar:
—Tú… eres el verdadero Enkidu, ¿verdad? No esperaba menos del arma de los dioses.
—¿"Arma de los dioses"? —preguntó Fujimaru, confundido.
—Sí —continuó el profesor—. Enkidu fue creado por los dioses con el propósito de llevar al rey tiránico Gilgamesh de vuelta con ellos. Incluso Gilgamesh no fue capaz de derrotar a este héroe de buen corazón.
Enkidu desvió la mirada con un gesto avergonzado.
—Es un poco vergonzoso recibir tantos halagos…
—Aun así, gracias por ayudarnos, Enkidu —dijo Fujimaru, extendiendo la mano para un apretón.
Enkidu dudó por un instante, pero tras la aclaración de Mash, aceptó el gesto con una leve sonrisa.
—Por favor, permítanme guiarlos hasta Uruk.
Dicho esto, comenzó a caminar, y nosotros lo seguimos de cerca.
Mientras avanzábamos, Fujimaru no pudo evitar preguntar:
—¿Conoces nuestra situación?
"Esta parte ya la conozco…" —pensé mientras desconectaba mi atención. Enkidu fingirá ser nuestro aliado, solo para traicionarnos más adelante. Mejor me mantendré alerta hasta que lleguemos al muro.
Time Skip - 15 minutos después...
Nos encontrábamos descansando junto a un río.
—Enkidu, ¿cuánto falta para llegar a Uruk? —preguntó Fujimaru.
—Me gustaría tomar una ruta al sur, pero… es una zona comprometida.
—¿Comprometida? Entonces, ¿es peligrosa?
Enkidu suspiró antes de responder con seriedad:
—Mesopotamia está al borde de la extinción.
Sus palabras cayeron como un balde de agua fría sobre nosotros. Mash miró a su alrededor con preocupación.
—Entonces… todas esas ruinas que hemos visto son…
—Las ciudades y pueblos que ya han caído —confirmó Enkidu.
Fujimaru frunció el ceño.
—¿Pero esto fue causado por el portador del Santo Grial?
Enkidu negó con la cabeza.
—No. Esto ha sido causado por la alianza de las tres diosas, quienes actualmente controlan el 60% del territorio de Mesopotamia. Su objetivo es la incineración de la humanidad.
La noticia nos dejó en silencio.
—Una de esas diosas es la Madre de los Monstruos, los mismos a los que se enfrentaron cuando llegaron. Sin embargo… la humanidad creó algo para defenderse de ellos. Lo verán en el camino.
Dicho esto, Enkidu volvió a caminar, y nosotros seguimos sus pasos en silencio.
Time Skip - 1 hora después...
—Desde aquí deberían poder verlo.
Nos detuvimos y Enkidu señaló al frente.
—Esta… es la última esperanza de la humanidad. El Frente Demoníaco Absoluto: Babilonia.
Frente a nosotros, se alzaba una gigantesca muralla. En el horizonte, una horda interminable de bestias demoníacas se dirigía a gran velocidad hacia la ciudad.
—¿Esos son los que no atacaron? —preguntó Fujimaru, observando la horda de bestias demoníacas.
—No —respondió Mash—. En el norte hay rastros de maná mucho más fuertes.
—Ese muro las retiene… Es increíble —comentó Fujimaru, asombrado.
—Es demasiado pronto para sorprenderse. Han resistido tras esas murallas durante seis meses —explicó Enkidu con calma.
Enkidu continuó:
—Los soldados han logrado repeler oleada tras oleada de bestias demoníacas, aunque han sufrido muchas bajas. Son muchos menos que los monstruos, pero siguen luchando.
—Me pregunto quién estará comandando a esos soldados —dijo Mash, pensativa.
—Debe de ser un gran general —añadió Fujimaru.
Enkidu los miró con frialdad.
—No importa quién los lidere. Solo están derramando sangre innecesaria… Después de todo, serán exterminados tarde o temprano.
Sus palabras me pusieron en alerta.
"Ahí está el lavado de cerebro que le hizo Gorgona… El cuerpo es el de Enkidu real, por eso mantiene sus recuerdos, pero su personalidad ha sido alterada."
Mientras reanudábamos la marcha, invoqué discretamente a Yamato y la oculté entre mis ropas sin que nadie lo notara.
Atardecer...
Llevábamos caminando varias horas y el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte.
—A este ritmo, llegaremos a Uruk al atardecer —comentó Fujimaru.
Pero algo no estaba bien.
—Enkidu, parece que nos estamos alejando de Uruk —señaló Mash, con algo de preocupación.
—En el río más adelante hay un muelle con una barca. La usaré para llevarlos a Uruk —respondió Enkidu sin cambiar su expresión.
Antes de que pudiéramos responder, una voz desconocida interrumpió la conversación:
—Vaya, no sabía sobre eso. Lamento haberlos asustado, pero no soy un enemigo, así que les pido que me escuchen.
Nos giramos al escuchar la nueva voz. Un hombre de cabello rosado nos observaba con una sonrisa despreocupada. A su lado, había una niña con capucha, quien se mantenía en silencio.
Yo simplemente me detuve y lo observé con interés.
—Somos viajeros —continuó el hombre—. No conocíamos bien el camino y terminamos perdiéndonos… Además, no esperaba ver a un humano en el territorio de la Diosa de las Bestias.
—Nos dirigimos a Uruk. Si lo desean, pueden acompañarnos —les ofreció Enkidu.
Yo no aparté la mano de Yamato, preparándome para lo que estaba a punto de suceder.
El hombre misterioso sonrió.
—Sería un placer. Parece que algún destino nos ha unido. Por favor, ¿podrían decirme sus nombres?
—Yo soy Fujimaru Ritsuka —se presentó.
—Y yo soy Mash Kyrielight —agregó Mash.
—Yo soy Luciano —dije con una sonrisa.
—Y él es Enkidu —finalizó Mash.
Apenas escuchó el nombre, la expresión del hombre cambió ligeramente.
—Enkidu, eso es un gran problema —dijo en un tono más serio, mientras comenzaba a moverse.
—¿Por qué sería un problema? —preguntó Enkidu, sin demostrar emoción.
—Porque el rey Gilgamesh ha regresado de su búsqueda de la planta de la inmortalidad —respondió el hombre.
Aproveché la oportunidad para intervenir.
—Pero eso solo sucede después de la muerte de Enkidu —dije, fingiendo sorpresa.
"Eso solo puede significar una cosa… este Enkidu es falso."
Antes de que pudiera reaccionar, Enkidu lanzó un ataque repentino.
Mash se interpuso de inmediato, protegiéndonos con su escudo. Sin embargo, Enkidu no insistió con su ofensiva. En su lugar, comenzó a moverse rápidamente, atacando al aire y alejándose de nosotros.
Observé la escena con una sonrisa.
—Parece que tu ilusión surtió efecto —comenté, mirando al hombre.
El desconocido soltó una leve risa.
—Me sorprende que tú no cayeras en ella también.
—Bueno, un mago nunca revela sus secretos —respondí con diversión.
Ambos comenzamos a reír.
[Relación con Merlín +10] (Merlín 10/50)
Dirigí mi mirada hacia la niña con capucha.
—¿Y la pequeña?
—Vamos, preséntate —le dijo Merlín con amabilidad.
La niña dudó por un momento antes de hablar:
—Soy Ana.
—Encantado, soy Luciano —dije, extendiendo la mano para un apretón.
Sin embargo, Ana bajó la mirada y negó con la cabeza.
—No quiero apretones de manos… y tampoco quiero que te acerques a mí.
Sonreí con calma.
—No te preocupes. No puedes hacerme nada que me dañe… Soy prácticamente inmortal.
Dicho esto, coloqué una mano sobre su capucha y le di unas suaves palmaditas en la cabeza.
[Relación con Ana +10] (Ana 10/50)
La curiosidad de Merlín se encendió al instante.
—¿Inmortal, dices? Eso suena interesante… ¿Podrías mostrarme algo que lo demuestre?
Saqué a Yamato sin dudarlo y me hice un corte en el brazo. En un instante, la herida desapareció y mi brazo volvió a estar completamente intacto.
Merlín sonrió con interés.
—Eso es… bastante impresionante.
Me encogí de hombros.
—Bueno, creo que lo mejor será esperar a que Enkidu se aleje lo suficiente. Luego los despertaré y me presentaré.
Me senté tranquilamente, esperando a que Merlín hiciera la misma presentación que en el anime.
Time skip — 3 horas después...
Muchas cosas habían sucedido en este tiempo.
Primero, la presentación oficial de Merlín y Ana. Luego, el doctor Romani comenzó a despotricar, afirmando que Merlín era un mentiroso porque no podía morir. Exigió pruebas de que era el verdadero Merlín, lo cual solo hizo que la situación se volviera más caótica.
Ahora, estábamos sentados alrededor de una fogata mientras Merlín nos explicaba que había creado un cuerpo de Servant y que había sido invocado por un Master en esta singularidad. También nos reveló que Ana fue invocada por el Santo Grial.
Por si fuera poco, Merlín le confesó a Fujimaru que siempre había estado observando sus batallas y le pidió que lo dejara unirse a su equipo.
Finalmente, el mago de las flores nos dio instrucciones.
—Ahora, descansen. Partiremos hacia Uruk al amanecer.
Time skip — 3 horas después del amanecer...
Nos encontrábamos descansando bajo un árbol de manzanas, disfrutando del dulce sabor de la fruta.
Mientras tanto, Mash comenzó a explicar la historia de Gilgamesh y Enkidu a Fujimaru.
Suspiré internamente.
"Esto va para largo…"
Finalmente, llegamos a las imponentes puertas de Uruk.
Un guardia amable nos permitió el paso tras verificar el sello que llevaba Merlín. Incluso le dio una galleta a Ana, lo que la sorprendió levemente.
"Es un buen hombre… Una lástima que casi todos o quizás todos morirán al final de esta singularidad. Aunque si está en mi poder evitarlo, lo haré."
Mientras caminábamos por la ciudad, Fujimaru y Mash no podían ocultar su asombro. La belleza y el ambiente de Uruk eran realmente impactantes.
Nuestro destino era claro: el Ziggurat, donde nos reuniríamos con el rey Gilgamesh.
Al llegar a la gran sala del trono, encontramos a Gilgamesh ocupado, dando órdenes sobre la reconstrucción de aldeas y la ayuda a una mujer que estaba por dar a luz.
Sin perder tiempo, Merlín tomó la mano de Fujimaru y lo acercó al rey. Los demás lo seguimos de cerca.
Gilgamesh, con su porte majestuoso, leía atentamente una tablilla cuando escuchó el llamado de Merlín. Levantó la mirada, mostrando su característico aire de superioridad.
Antes de que pudiera hablar, una mujer con un turbante que cubría su boca lo hizo primero.
—Hola, Merlín. Parece que has regresado sano y salvo. ¿Cómo fue la búsqueda de la tablilla del destino?
Merlín suspiró con fastidio.
—Si el rey no la hubiera perdido en primer lugar, no tendría tanto trabajo.
La mujer lo miró con seriedad.
—Cuidado con cómo le hablas al rey, mago. Guarda silencio.
Su mirada se dirigió entonces hacia nosotros.
—¿Y quiénes son tus acompañantes? No parecen de Uruk.
Gilgamesh levantó una mano para silenciarla.
—Siduri, puedes retirarte.
Obedeciendo su orden, la mujer abandonó la sala.
Gilgamesh entonces nos observó con detenimiento antes de sonreír de manera confiada.
—Voy a hacer un desastre en la sala del trono.
Se puso de pie con elegancia y, con un gesto de su mano, hizo aparecer un libro de hechizos de piedra.
—Estoy demasiado ocupado para una charla innecesaria. Así que mediré sus aptitudes con un combate. ¡Prepárense!
Continuará...