El templo aún temblaba con los ecos de Kaelyra. Dominic se encontraba en el centro, rodeado por sus consortes, sus emociones hechas pedazos entre la revelación y el deber. La decisión pendía sobre él como una espada invisible, pero antes de poder pronunciar una sola palabra, el cielo fuera del templo se quebró.
Una grieta dimensional cruzó el horizonte, negra y pulsante. El sistema vibró con alarma.
[Emergencia detectada: Invasión del Dominio de Caelum.][Fuerzas hostiles aproximándose al Santuario de la Flor Eterna.][Nivel de amenaza: CRIMSON.]
El grupo se levantó como uno solo. La tregua emocional se convertía en instinto de supervivencia. Evelyn canalizó fuego desde su pecho, Seraphyne desenvainó su espada doble, Aria invocó escudos astrales, y Lysara transformó pétalos en cuchillas de viento.
Dominic, temblando de poder antiguo, sintió cómo el alma de Kaelyra susurraba en sus venas. No podía elegir... aún. Pero podía pelear.