Para derrotar a la Quimera, Lysara ofreció parte de su esencia vital a la criatura.
—Dame tu espejo... y llévate mi fragilidad —dijo.
Se volvió más fuerte, pero menos humana. Su voz ganó un tono etéreo, y sus lágrimas ya no caían.
Dominic quiso detenerla, pero ella lo besó con ternura.
—Te amaré con o sin lágrimas.
Con el espejo en su poder, el plan final estaba listo: romper el núcleo y liberar a Kaelyra... o convertirla en algo completamente nuevo.