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Chapter 14 - Entre el Deber y el Corazón

La calma regresó momentáneamente a la ciudad, pero el eco de la batalla aún resonaba en los corazones de los jóvenes héroes. Esa noche, el cuartel improvisado estaba más silencioso de lo usual. Las luces tenues iluminaban los pasillos y solo se escuchaba el leve zumbido de los monitores.

Kevin se encontraba en el mirador de la base, observando las luces de la ciudad. El aire era fresco, pero no lo suficiente para enfriar el torbellino que tenía dentro.

—Sabes… nunca te había visto dudar así en una batalla —dijo Iris, apareciendo detrás de él.

Kevin no respondió al instante. Se limitó a mirar al horizonte, como si las palabras le costaran más que cualquier golpe recibido en el campo.

—Nunca me había enfrentado a algo que me hiciera elegir entre pelear... o lastimarte —confesó por fin.

Iris se acercó y se paró a su lado. Estaban tan cerca, y al mismo tiempo, una barrera invisible parecía mantenerlos en equilibrio, como si supieran que un paso más podría cambiarlo todo.

—Kevin… no somos solo compañeros de equipo. Eres más que eso para mí. Lo supe desde que te lanzaste frente a ese primer ataque sin pensarlo.

Él la miró sorprendido. Sus ojos buscaban una verdad que solo Iris podía darle.

—¿Y si un día no puedo protegerte? —preguntó él con un hilo de voz.

—Entonces lo haré yo —respondió sin titubear—. Esto lo enfrentamos juntos.

Por un momento, el silencio los envolvió. Luego, Kevin asintió, como si por fin hubiera encontrado la paz dentro del caos.

—¿Iris?

—¿Sí?

—Gracias… por recordarme quién soy.

Ella sonrió, y sin decir más, le tomó la mano por unos segundos. Un gesto pequeño, pero poderoso.

Mientras tanto, en la otra sala, Ren, Dante y Aya veían todo desde los monitores de vigilancia.

—Tanto drama… —suspiró Ren con una sonrisa.

—¿Y tú qué harías si estuvieras en su lugar? —bromeó Dante.

—Lo mismo. Pero con menos palabras y más acción —dijo Aya mientras salía del cuarto—. Vayan a dormir, románticos frustrados.

Lo que no sabían era que, en la dimensión del caos, Gravnos no estaba solo. Una figura aún más oscura lo observaba desde lo alto de un trono hecho de cristal corrompido.

—Los llamados "protectores"… han despertado el verdadero poder —dijo con voz grave—. Pero no importa. El verdadero fin del mundo... apenas comienza.

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