Cherreads

Chapter 19 - El Sueño que no era un Sueño

Perspectiva de Isolde. 

Lucy y yo hablamos esa noche sobre una vida pasada que él llevaba consigo. No quería reconocer que había sido una persona tan horrible, ni siquiera que en algún momento fue alguien ordinario, pero no me importaba. Ya había tomado la decisión de apoyarlo, sin importar el pasado que cargara. Después de todo, él era mi hermano, y nadie cambiaría eso.

Él es mío, y no pensaba retractarme. Aunque esa misma noche, sin embargo, me vi obligada a enfrentar algo que nunca había imaginado: algo que no había anticipado. Esa misma noche, poco después de que nos fuimos a dormir, algo sucedió.

Me desperté en un lugar completamente desconocido, acompañada de dos adultos a mi lado. Sus miradas eran cálidas, un cariño que solo había experimentado junto a Lucy o mis padres. Pero, en ese momento, no podía comprender lo que estaba sucediendo.

—Pequeña… Tu nombre será Nayeon-Seul. Kurogami Nayeon-Seul —dijo la mujer frente a mí.

El hombre, vestido con una bata blanca, añadió con tono profesional:

—El parto fue algo complicado, pero finalmente exitoso. Ahora la llevaremos a la sala de partos para hacer los exámenes y verificar que esté completamente sana.

—Muy bien —respondió la mujer.

No entendía nada. Todo parecía fuera de lugar. Mis movimientos no eran los míos, como si estuviera atrapada en una especie de sueño, incapaz de controlar mi propio cuerpo. Era como si todo estuviera fuera de mi alcance, algo incomprensible, pero extrañamente vívido.

El siguiente cambio fue abrupto, como si todo se volviera difuso, para luego volver a enfocarse en otro escenario. Ahora me encontraba frente a los dos hombres de antes. El mismo hombre que antes me había levantado, sonreía ante mí.

—Vamos, ven pequeña —dijo, con una sonrisa que podría haber sido reconfortante, si tan solo pudiera sentir.

Mi cuerpo, por alguna razón, obedeció y caminó hacia él. A pesar de no sentirlo, sabía que lo abrazaba, tal como mi mente dictaba. El hombre me levantó nuevamente.

—¡Muy bien! Esa es mi niña. Eres bastante lista para tu edad.

—Cariño, no la obligues a caminar, podría ser peligroso —advirtió la mujer, con una voz preocupada, pero que no alcanzaba a llegar hasta mí.

—Jaja, perdón, solo quería comprobar si realmente era tan inteligente. No puedo creer que, con solo 7 meses, ya caminé tan bien. —El hombre me bajó al suelo, dejándome de nuevo con esa sensación de ausencia.

—Bien, vamos a comer, la comida ya está lista. Si no, se enfriará.

—Muy bien…

De nuevo, la escena se desvaneció en un borroso intervalo de tiempo, cambiando de nuevo a otro margen, como una secuencia interminable. Era como si todo estuviera en una constante transición, pero, aun así, tan real. A pesar de no sentir nada, mis ojos no podían dejar de captar los detalles. Y aunque no era capaz de experimentar el momento, una sensación incómoda, pero también extrañamente satisfactoria, se apoderaba de mí.

Ahora, me encontraba en lo que parecía ser una cuna, y la mujer frente a mí me alimentaba con una cuchara. Aunque no podía responder, aceptaba la comida sin resistencia.

—¿Está rico? Bueno, supongo que sí. Pareces devorar esta miel. Eres igualita a tu padre.

No supe cómo reaccionar. Ni siquiera entendí lo que esas palabras realmente significaban, pero una sensación de desconcierto creció dentro de mí, como si todo tuviera un propósito 

Y justo cuando la mujer llevó otro cucharón de miel a mi boca, desperté de golpe. Fue como caer por unas escaleras: ese tipo de caída en la que el cuerpo reacciona antes que la mente. Mis ojos se abrieron con un sobresalto, como si el miedo hubiese apretado un botón de emergencia en mi pecho.

—¿Issy? ¿Puedes… bajarte de mí, por favor? Me estás… asfixiando —La voz de Lucy llegó amortiguada, casi apagada. Bajé la mirada, y ahí estaba él. O, más bien, lo estaba aplastando.

Me bajé de inmediato, torpemente.

—Perdón. Es que… tuve un sueño extraño.

—¿Un sueño extraño? Bueno, supongo que todos los tenemos. Yo tuve uno ayer.

—¿Sí? ¿Qué tipo de sueño, Lucy?

—Soñaba que te contaba todo sobre mi vida pasada y…

—No, eso fue real.

—Oh…

—…

—Y bueno, ¿qué clase de sueño tuviste? ¿Pulpos enormes? ¿Que el Rey Kraken te arrastraba al fondo del mar y terminabas siendo cena para pirañas? —sonrió, con esa expresión burlona que solo mostraba cuando quería animar a alguien. Él sabía que me sentía incómoda. Y lo intentaba, a su manera.

No lo culpaba. Así que, como si pudiera convencer a ambos de que estaba bien, le regalé una sonrisa fingida. Solo eso.

—No. No fue nada tan creativo. Fue más… raro. Era yo. O algo como yo, pero diferente. Como si fuese una bebé. Pero no estoy segura de que fuera realmente yo. Y, lo más extraño, no sentía absolutamente nada. Solo veía. Y aun así… se sentía tan real. ¿Tú crees que eso sea normal?

Lucy parpadeó, pensativo. Como si sus pensamientos tuvieran que escarbar entre sus propios recuerdos para procesar lo que acababa de decirle.

—¿Recuerdos? —preguntó, ladeando la cabeza.

—No lo sé. No se veían como recuerdos. Además, ¿cómo llegaste a esa conclusión?

—No lo sé —repitió—. Supongo que mis propios recuerdos me llevaron a eso. Pero, Issy… ¿de verdad no parecían recuerdos? Dijiste que sentías que eras tú, pero al mismo tiempo no. Es raro. Muy raro. Tal vez no fue nada más que un sueño con un sabor distinto.

—¿De verdad lo crees? —le pregunté. No porque dudara de él, sino porque dudaba de todo.

Quizás tenía razón. Pensar en ello no me llevaría a ningún sitio. Lo que había visto era poco, confuso, un rompecabezas sin marco ni esquinas. Tratar de entenderlo era como leer un libro con las páginas pegadas.

Y, aun así, no podía dejarlo pasar. Era tonto sacar conclusiones… pero era aún más difícil ignorarlo por completo.

—Lo creo —respondió Lucy—. Pero no confíes por completo en mi palabra.

—¿Cómo no hacerlo? ¡Eres mi hermano!

—Jaja… Bien. Será mejor bajar a desayunar. Padre y madre deben estar abajo, esperando a que los acompañemos.

—¿Padre? ¿No se supone que él se va desde temprano para hacerle guardia al Rey?

Había detalles que claramente se me escapaban… o quizás solo era que no les prestaba atención. No lo sé.

—No lo creo. ¿No recuerdas que empezó a entrar tarde al trabajo? Supongo que es su nueva rutina.

—Oh…

Era raro. Papá siempre salía a trabajar antes del amanecer, a las seis en punto, y no regresaba hasta medianoche. Lo descubrimos durante una de nuestras tantas "travesuras nocturnas". Esa vez, Lucy intentó hacer magia de agua, y terminó empapado de pies a cabeza. Al día siguiente se resfrió, y estuvo estornudando todo el día. Fue… bastante gracioso, si soy honesta.

Desde entonces, empezó a ser más cuidadoso con la magia de agua. Al menos, lo intentó.

Una vez en la cocina, entramos como de costumbre.

—Buenos días —dijimos al unísono.

—Buenos días. ¿Cómo durmieron? —preguntó mamá, mientras dejaba dos platos con ensalada sobre la mesa.

—Bien, supongo. —Hice una pausa—. ¿Por qué no llegaron anoche?

—Oh… eso… —Mamá se quedó en silencio, ligeramente sonrojada.

Instintivamente, miré a Lucy, buscando alguna señal, una pista… pero él no dijo nada. Aunque su expresión decía lo contrario: entendía perfectamente. Claro. Mentalmente es un hombre de… bueno, no sé cuántos años, pero seguro más que nosotros.

—No hace falta que nos digas, madre —dijo Lucy con naturalidad.

—¿Eh? Oh, vaya… perdón. Y gracias. Ahora, mejor coman, porque si no se enfría.

Y con eso, empezamos a comer.

Aunque esa frase… "si no se enfría", me arrastró de nuevo a ese sueño. A ese momento que no puedo sacar de mi cabeza.

Porque, aunque lo intente ignorar, sabía que algo me estaba pasando. Algo profundo, extraño, y… apenas estaba comenzando. Ese sueño fue solo el primer paso. El inicio de una secuencia que, poco a poco, me revelaría lo que realmente soy.

O quizás… lo que fui.

More Chapters