Los bandidos al ver la expresión de desesperación en los pueblerinos y en los guardias que se acercaban, sentían un deleite que los hacia reír de placer.
Las risas hicieron enfurecer más a los guardias quienes no tardaron en llegar hacia los bandidos. Los sonido del metal chocando contra metal empezaron a sonar por el lugar y gritos de furia adornaba la batalla que recién se desató.
Los bandidos pensaron que, los guardias al estar enojados y alterados, sus ataques serían aleatorios y no estarían muy cuerdos para luchar. Lamentablemente, nada salió como habían esperado. Los guardias atacaban de forma coordinada y con buenas técnicas.
Eso los lleno de sorpresa, pero, una voz les resonó en sus mentes en forma de recuerdo, y era lo que había dicho su líder antes de llegar. "¡Vayan con todo desde el inicio!"
Ahora sabían que su líder había previsto tal acción, por lo que, ellos dejaron de dudar y empezaron a enfrentarse a los guardias seriamente.
Los guardias que estaban luchando en la entrada claramente tenían la desventaja. Los bandidos los superaban por mucho, por lo que al ver que no llegaban sus compañeros rápidamente, uno grito.
—¡Activen sus bengalas rápido!
Al escuchar a su compañero, los demás también estuvieron de acuerdo y aquellos que lograron quitarse a un bandido de encima, no demoró en disparar su bengala al cielo.
Uno, dos, tres, cuatro y así sucesivamente hasta llegar a 6 bengalas activadas en el cielo, fueron detonadas. Si nadie veía esa señal, sin duda estarían ciegos.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
En un lugar del bosque ubicado en la parte trasera del bosque, se encontraba un gran número de guardias talando árboles.
En ese grupo se encontraban Albert y Zirion, quienes estaban encargados de supervisar la tala de árboles para realizar la casa de Sara.
Se habían llevado a un buen número de guardias debido a que necesitarían mucha mano de obra para trasladar los grandes y pesados troncos a un lugar un tanto lejos. Por lo que, habían tomado esa decisión.
—Oigan, no me digan que ya se cansaron —se burló Zirion de dos personas que estaban talando un árbol un poco grueso—. Déjenme inténtarlo.
—Oohh, se animó nuestro líder —comentó un guardia al azar.
—Veamos de que está hecho nuestro líder, muéstrenos su fuerza —dijo otro.
Todos se echaron a reír en ese momento.
Zirion agarró el hacha y lo sostuvo fuertemente. Con un corte potente, clavó el hacha en la zona ya cortada del árbol y le dió tres hachazos más.
Los guardias al ver la potencia con la que Zirion cortaba el árbol, se sorprendieron bastante.
Al cabo del quinto hachazo, Zirion logró talar el árbol. Cuando el árbol hizo el típico sonido quebrándose y cayendo, la primera bengala ya había Sido detonada en el cielo.
La cosa era que, debido al fuerte sonido del árbol cayendo y el grito de celebración de los guardias, ningún se había percatado de nada.
Todos estaban concentrados en limpiar el árbol recién caído. Zirion estaba sonriendo orgullosamente mientras se limpiaba el sudor de su frente.
—Lo ven, se los dije, yo soy un líder fuerte —presumió Zirion mientras reía.
—¡Mierda!
Esa palabra desconcertó a Zirion, puesto pensó que, el guardia que lo había dicho se lo decía a él. Los guardias también lo miraron rápidamente sorprendidos por tal respuesta a su líder, pero, cuando miraron al guardia, vieron que su mirada estaba fija en el cielo.
—¡No, no, no! —negó Albert nervioso mientras veía en la dirección del guardia.
—¡TODOS, RÁPIDO, CORRAN AL PUEBLO INMEDIATAMENTE! —gritó Zirion también alterado por lo que veían sus ojos.
Cada guardia en el lugar no tardó ni dudó en dejar lo que hacían para salir corriendo hacia el pueblo. Todos se sentían idiotas por estar distraídos de tal forma para ignorar semejante señal. Todos sin excepción, tomó su espada y se dirigió al pueblo llenos de enojo con ellos mismos.
Lo que habían visto e ignorado, fueron las 7 nubes de humo rojo que se encontraban encima del pueblo. Nadie pensó por un momento que los guardias del pueblo los habían activado por error ya que, habían Sido siete señales.
Tal vez hubiesen pensado y actuado de forma menos alterada si hubiese sido una sola bengala que habían activo, pero eran siete. Esos sin duda alguna gritaba un ataque repentino en la zona.
Por suerte para ellos, el lugar en el que estaban no estaba muy lejos del pueblo, por lo que, no tardaron mucho en llegar corriendo a gran velocidad.
Al llegar, observaron como la entrada estaba casi destruída y los pueblerinos que estaban transitando el lugar y los que estaban en sus respectivos hogares, estaban todos muertos.
Incluso ya habían caído 5 guardias. Tal escena les hizo hervir la sangre.
—¡Llegaron los refuerzos! —gritó un guardia que se encontraba luchando con un bandido.
El comentario alertó a los otros guardias que seguían en pie y se sintieron aliviados y mucho más motivados que antes.
—¡Necesito que un pequeño grupo de ustedes evacúen a todos las personas que no puedan luchar del pueblo! —ordenó rápidamente Zirion—. ¡Llevarlos al lugar establecido, ahora!
Un grupo de 10 guardias asintieron y empezaron a evacuar a los pueblerinos rápidamente mientras los otros retenían a los bandidos en la entrada.
—¡Todos los demás, acaben con esos bastardos! —ordenó Albert inmediatamente—. Tu, necesito que vayas a la plaza y luego te dirijas a mi casa, revisa que mi esposa y suegra estén bien, luego vuelve aquí rápidamente.
—Tu has lo mismo, y ve a notificarle a mi padre, aunque ya debió de darse cuenta —dijo Zirion.
Los dos guardias asintieron y se fueron rápidamente.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
Justo cuando Light llegó a su casa, pudo notar que tanto su madre, como su abuela y Sara, se encontraban a salvo. Un sentimiento indescriptible de alivio recorrió su cuerpo y pudo soltar una sonrisa de alegría.
Light bajó a Sofía y justo cuando intentó hablar, Light notó seis bengalas más en el cielo. Tal señal no pasó desapercibido por nadie en el pueblo, por lo que sin saber porque, Light sintió una furia en su pecho que no parecía desaparecer.
—Light, ¿que está pasando? —preguntó su madre al ver la llegada repentina de su hijo y estar tan agitado—. ¿Por qué llegas tan apurado? ¿Que son esas nubes rojas en el cielo?
Era normal que Su madre no supiera el significado de esas bengalas, por lo que Light iba a empezar a explicarle la situación cuando Susan se le adelantó.
—Esas son las bengalas dadas por Lenear como señal al ataque de los bandidos. Al parecer, esos malditos se nos adelantaron —explico Susan mientras una furia invadian su cuerpo.
—No puede ser —Soltó Sara mientras su mirada se tornaba alterada y se taba su boca con sus delicadas manos.
—No me digas que... Albert debe de encontrarse allí ya luchando con esos bandidos.
Ailyn sintió un miedo y una preocupación anormales. Su esposo se encontraba luchando, arriesgando su preciada vida para protegerlos. Para Ailyn, se le hizo imposible evitar soltar lágrimas en ese momento.
Sofía al ver las expresiones de todos, y las confesiones que hacían, se sintió mucho más aterrada que antes y su nerviosismo se hizo notar.
—Mamá, ¿pasa... Pasaremos esa tragedia otra vez? —Sofía se le acercó con lágrimas a su madre mientras le hacía semejante pregunta.
Sara solo pudo abrazar a su hija y mientras aguantaba sus lágrimas, respondió:
—Claro que no cariño, las personas de aquí son mucho más fuertes que en nuestro pueblo, todo saldrá bien.
—Light, quédate aquí protegiendo a tu madre y a las demás. Yo iré de inmediato a apoyar a los guardias.
—Abuela, ¿de que hablas? No solo eres una maga curandera, sin ofender de todo corazón —dijo Light con un tono preocupado, el cual Susan no paso por alto.
—Hijo, ¿no se te ha dicho que no juzgues un libro por su portada? —le respondió Susan con una sonrisa llena de confianza.
Light se sintió sorprendido ante la respuesta de su abuela, y antes de que Susan abriera la puerta, la misma se abrió de golpe.
Ese pequeño momento dónde la puerta se abrió de tal forma, tomó a todos desprevenidos. El temor inmediatamente los invadió a todos, excepto por uno.
La mente de Light en ese momento se tornó en blanco y lo único en lo que pensó fue en proteger a su familia. Cuando una silueta se asomó en la entrada, el instinto de Light se activó y con una velocidad anormal para un niño, ya se encontraba enfrente de dicha silueta.
Light con su pierna izquierda pateó la mano derecha que sostenía una espada y como era de esperarse, la espada salió volando del agarre del sujeto. Rápidamente Light tomó lo que parecía una pechera y la halo hacia su cuerpo.
La fuerza y la velocidad de reacción que había tenido Light fue monstruosa para ser tan pequeño. El sujeto sintió una fuerza que lo empujaba hacia abajo, y Light con el mismo impulso que halo al sujeto, se impulsó con su pierna derecha y le dió un golpe en la boca de su estómago, y gracias al impulso que había tomado, logró tumbar al sujeto.
Cada acción, cada ataque y cada reacción que realizó Light fue hecho en cuestión de segundos. El cuerpo de Light se había movido por instinto propio y ni la propia Susan o Ailyn habían procesado mi sucedido.
Para cuándo todos entraron en sus sentidos, lograron ver qué, quien Light había desalmado y tiraron al suelo, era un guardia.
El mismo guardia no sabía lo que había pasado tampoco. Lo único que sentía era como su conciencia se iba desvaneciendo poco a poco, pero para evitar semejante acto, se mordió el labio.
Light por otro lado, se sintió apenado y culpable por lo que había hecho, así que, rápidamente se levantó y se disculpó con el guardia.
—Lo siento mucho, en serio, solo actúe por instinto y debido a la situación a la que nos enfrentamos me sentía un poco alterado.
El joven guardia solo pudo mirar a Light con una mirada de incredulidad. Que un niño sea capaz de hacer tal cosa a tan corta edad, no quería ni imaginarse cuando creciera.
Pero, crecer... Con el ataque reciente, debían proteger el pueblo a toda costa para seguir creciendo.
—No pasa nada, vine por orden del señor Albert. El quería asegurarse de que su familia estuviera bien, y puedo ver qué si lo están —dijo el guardia mientras posaba su mano en su estómago en señal de dolor y se inclinaba para agarrar su espada—. En vista que todos se encuentran a salvo, regresaré inmediatamente.
—Espérame, iré contigo —comentó al joven guardia mientras lo detenía.
—Sin duda será de mucha ayuda, señora Susan. Debemos darnos prisa.
—Disculpa, mi esposo... ¿El se encuentra bien? —preguntó Ailyn mientras limpiaba sus lágrimas.
—Por el momento está bien, pero la batalla comenzó no hace mucho, y aún no sabemos que cartas guardan los bandidos, solo siga rezando, señorita Ailyn —confesó el joven guardia de forma sincera y lo menos grosero posible.
—Definitivamente rezaré.
—Una última cosa, dentro de poco llegará un compañero para llevarlas al refugio. Espero que colaboren amablemente con él.
Dicho eso, Susan partió a paso rápido con el joven guardia, dirigiéndose al pueblo.
—No me gustaría salir de aquí, pero esta zona queda cerca del pueblo y sería muy propenso a ser atacado —dijo Ailyn con voz triste.
—Me siento culpable por darles una fecha no confirmada, Dios mío... Que hice —atemorizada, Sara se sintió culpable y no pudo evitar soltar tales palabras de culpa.
—No digas eso, nada de esto es tu culpa, así que por favor, no vuelvas a repartir lo que dijiste.
Ailyn la miró y la consoló de inmediato. Ella no quería que Sara sufriera más de lo que ya lo había hecho.
Light estaba a un lado, viendo cómo todo se desarrollaba. Se sentía frustrado e impotente al saber que él no podía ir al pueblo, no podía dejar a su madre, debía quedarse cuidandola.
Estar fuera del peligro no estaba mal, pero él, por alguna razón, sentía que debía de ir y enfrentarse a esos bandidos. Una punzada en su corazón era la culpable de esos pensamientos.
Esa era la llamada corazonada.