---
Capítulo 8: Planes para el futuro
Cuando escuché que me llamaban "maestro", mi corazón se aceleró.
—¿Me puedes decir tu nombre? —pregunté.
—No tengo nombre.
Me sorprendió, pero al revisar su estado, efectivamente, no tenía nombre. Nadie tenía nombre.
—¿Te gustaría uno? —dije, intentando parecer amigable.
La elfa, visiblemente sorprendida, asintió rápidamente. Me puse a pensar en un buen nombre, pero ninguno sentía que encajara con la elfa frente a mí. De belleza deslumbrante, piel clara sin manchas ni imperfecciones, con ojos de dragón color naranja que hacían un hermoso contraste con su cabello blanco como una nube. Cintura delgada, caderas anchas... proporciones armoniosas que daban la sensación de estar viendo una obra de arte.
—Ciel —dije—. Tu nombre será Ciel Drakensilver.
Pude ver cómo se le iluminaban los ojos por la alegría de tener un nombre.
—¿Te gusta? —pregunté.
—¡Sí! Estoy muy contenta con mi nuevo nombre. Pero maestro Adam, ¿de dónde viene la parte de Drakensilver?
—Es mi apellido de dragón.
Al escuchar mi respuesta, entró en pánico y rápidamente preguntó:
—Maestro, no creo que sea apropiado que me dé su apellido a una criatura tan insignificante como yo...
—No respondí por compromiso. Ustedes ocho son mis primeros seguidores. Esto es para el futuro, pero planeo crear un reino propio, y para entonces necesitaré muchos seguidores y mucha ayuda para gestionarlo todo. Ustedes, como mis primeros seguidores y los seres más inteligentes que he encontrado, serán mi familia y representantes ante los demás. Por eso no considero inapropiado darte mi apellido.
Tras escuchar mi explicación, se calmó y asintió en señal de comprensión.
Me pregunté si debería darles nombres a los demás ahora o más adelante.
Mientras observaba el fuego en silencio, el anciano se acercó y me preguntó:
—Maestro, ¿le gustaría conseguir más seguidores?
Un poco sorprendido, pregunté:
—¿Hay más Elyari en este bosque?
—Sí. Nos hemos encontrado con otros Elyari durante nuestro recorrido por el bosque, pero no quisieron quedarse con nosotros y nosotros no quisimos seguirlos.
—Ya veo... ¿Con cuántos se han encontrado hasta ahora?
—Con unos 17.
—¿No se han encontrado con otros seres inteligentes como ustedes? —pregunté con curiosidad.
Reflexionó unos momentos antes de responder:
—Ahora que lo menciona... sí. Con unos seres más pequeños que nosotros pero muy corpulentos. Hablaban un lenguaje similar al nuestro, pero diferente a la vez.
"Más pequeños y corpulentos"... Después de reflexionar, una raza vino a mi mente: enanos. La raza de la creación y fabricación por excelencia en cualquier mundo de fantasía. Con este descubrimiento, tal vez pueda acelerar mis planes.
—¿Por dónde los encontraron? —pregunté, entusiasmado.
—Hacia el norte, en las cercanías de una gran montaña negra. Pero, señor, está muy alejado de nuestra ubicación actual.
Después de reflexionar un rato, decidí organizar todo antes de ir a buscar a los futuros constructores de mi reino.
—Llama a todos —ordené. El anciano obedeció.
Al poco rato, todos estaban reunidos, y decidí comenzar.
—Primero, ya sabrán que he nombrado a una de ustedes —dije, mirando a Ciel.
Todos asintieron.
—Voy a repetir lo que le dije a Ciel: ustedes ocho serán mi familia y representantes en el futuro. Llevarán mi apellido y un nombre que les otorgaré después de terminar todo lo que voy a decir.
—Segundo, voy a partir en busca de otros seres inteligentes que me ayudarán a alcanzar mis objetivos. ¿Cuáles son? Como ya somos familia, se los compartiré. En primer lugar, reunir más seres inteligentes y crear un reino. En segundo lugar, hacerme más fuerte, porque en el futuro habrá muchos peligros. Esos son los más importantes.
—Dicho esto, mientras esté fuera quiero que busquen a más Elyari para que se unan y empiecen los preparativos iniciales de la creación de una aldea.
—¿Puedo confiar en ustedes?
—¡Sí! —respondieron todos, incluso el pequeño niño.
—Quiero que mantengan el fuego encendido, así podré localizarlos luego. Aún no tengo magia de detección y no conozco este bosque. Es fácil perderse.
—¡Entendido! Cumpliremos todas las misiones encomendadas por el maestro lo más rápido y eficaz posible.
—Con esto terminamos. Pero antes, les daré sus nombres.
Empecé con el niño: cabello blanco como las nubes, ojos azul océano, orejas puntiagudas, piel clara y rasgos faciales atractivos.
—Te llamarás Arthur Drakensilver.
Al escuchar su nombre, saltaba de alegría.
Después siguió el padre, una versión adulta de su hijo pero con ojos rojo fuego.
—Te llamarás Eldric Drakensilver.
La madre, una hermosa Zey'ari que se parecía mucho a Elizabeth de Los 7 Pecados Capitales, con largo cabello blanco y ojos dorados.
—Te llamarás Elizabeth Drakensilver.
Luego fue otro hombre, muy guapo pero con una expresión fría que alejaba a los extraños.
—Mordain Drakensilver.
El último hombre era el más joven, con cabello blanco corto y una sonrisa constante.
—Kael Drakensilver.
La última mujer, no inferior en belleza a Ciel y Elizabeth.
—María Drakensilver.
Y finalmente, al anciano:
—Merlín Drakensilver.
---