El día era gris.
Pero en el bosque al este de la mansión Joestar, todo era oportunidad.
Leo había fingido estar resfriado para evitar sus clases de equitación(clases para montar a caballo basicamente). George, ingenuo como siempre, aceptó su excusa con una sonrisa paternal. Dio, por supuesto, lo miró con desprecio al pasar.
Perfecto.
Ahora estaba solo. Con su uniforme de entrenamiento y una espada de madera en la espalda. Aunque esa espada ya no le servía. No desde que había activado su primer archivo con intención real.
[Archivo: “Roronoa Zoro” – Activado (44%)]
[Estilo: Ittoryu — Espada única. Postura básica dominada.]
[Precisión muscular sincronizada con estructura Joestar. Error de ejecución: 6%.]
El sistema había dicho que para evolucionar… debía imponer su voluntad.
Y aunque Dio era el objetivo final… aún no estaba listo.
Por eso, esa mañana, había provocado un pequeño incidente en el pueblo.
Había insultado a un mercenario ebrio. Le pagó para que “ajustara cuentas” en el bosque, lejos de testigos.
Y ahora lo oía venir.
—¡Maldito niño rico…! ¡Te voy a partir la cara, mocoso insolente!
Leo dio un paso al frente. El hombre era grande. Más que él. Llevaba un hacha. Olía a vino y sangre seca.
—¿Cuánto te pagó Dio? —preguntó Leo, sin miedo.
—¿Qué?
—Nada, olvídalo. Solo necesito saber si puedes sangrar.
El mercenario cargó.
Leo no se movió.
Esperó. Midió. Analizó.
Su cuerpo ya no era el de un simple niño. Su alma ya no era la de un oficinista amargado.
Giró sobre su talón, esquivó con precisión quirúrgica y golpeó con el canto de la espada de entrenamiento… directo a la tráquea.
El hombre cayó. Jadeó. Tosió sangre.
Leo no se detuvo.
Golpeó otra vez. Y otra.
[Violencia efectiva. Dominio narrativo: +6%]
[Control emocional: 94%. Agresividad calculada.]
—Esto… es por prueba —dijo sin emoción—. No me agradas. Pero tampoco me importas.
Desenvainó un cuchillo corto que había robado de la cocina.
Miró al sistema.
—¿Y bien?
[Archivo nuevo disponible: "Bandido sin nombre" — comprensión 100%.]
[Poder irrelevante. Deseas absorberlo como muestra de ensayo?]
—Sí. Quiero ver qué se siente.
Y lo mató.
Sin gloria. Sin odio. Sin redención.
De regreso en su habitación, con las manos lavadas y la ropa cambiada, Leo revisó el sistema.
[Archivo absorbido: primer asesinato registrado.]
[Desbloqueada función “Resonancia de Sangre”. Absorción efectiva aumentada contra enemigos debilitados.]
Sonrió. Pero esta vez… no se sintió mal.
No porque no tuviera culpa.
Sino porque esa culpa ya no tenía valor narrativo.
Y mientras miraba al cielo de su ventana…
Dio entrenaba en el patio con guantes nuevos.
Ignorante.
Orgulloso.
Hermoso.
Leo lo observó como se observa a un emperador joven…
antes de derrocarlo.