Cherreads

Chapter 2 - Capitulo 1

—Hablando

Narración

/Entre medio del dialogo/

Tiempo:

|Sistema:|

Diálogos Especiales

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Aclaración: Ninguna obra, personaje, música, o imagen mas allá de los hechos por mi en esta historia son de mi propiedad. Todos los derechos y agradecimientos para sus respectivos autores.

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Capitulo 1: Practicando, experimentando, formulando y payasos?

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Tiempo: Estación Espacial Herta / Era Del Ámbar 2157

—¡Lucas! —March corrió hacia él, ayudando a Stelle y Arlan, mientras Dan Heng sostenía al chico. Lucas respiraba con dificultad, el sudor resbalando en gruesas gotas por su frente. Como pudo, levantó la vista hacia ellos.

—L-Lo siento... Esa cosa... Este sistema... me trajo aquí.

El silencio cayó de golpe. Lucas señaló la pantalla frente a él, visible solo para sus ojos. Los demás siguieron su gesto, pero no vieron nada. Sin embargo, sabían que el pelinegro no mentía.

Conforme recuperó el aliento, comenzó a narrar lo que veía en detalle. Repetía cada palabra con precisión, sin omitir nada. Y cuanto más hablaba, más grande se volvía el misterio.

—¿Estadísticas como en un juego? ¿Misiones? ¿Habilidades? Ugh... No entiendo nada. —March se agarró la cabeza, abrumada por la información.

—Por extraña que sea, al menos nos da respuestas. Ahora sabemos por qué Lucas viajó en el tiempo y quizás también la razón de su recuperación tan rápida. —Welt miró al chico, quien seguía escudriñando la pantalla en busca de más respuestas.

—Eso es cierto, pero aún queda una pregunta... ¿Por qué Lucas tiene este sistema y nosotros no podemos verlo? —comentó Arlan, con la mirada fija en la pantalla invisible.

Era un punto válido. ¿Por qué Lucas? ¿Por qué nadie más podía verlo? ¿Cómo lo había traído hasta aquí? ¿Por qué en este momento y lugar? Nada tenía sentido. Esto no podía ser una coincidencia. Fue planeado. Pero, ¿quién o qué lo había hecho? Esa era la pregunta sin respuesta.

Lucas tenía sus recuerdos desordenados, todo era demasiado nuevo para él. Sumado a su experiencia cercana a la muerte, no estaba en condiciones de dar explicaciones.

—No vamos a conseguir nada si nos quedamos hablando de los "tal vez" y los "por qué". —La voz de Herta rompió el silencio. —Ya sabemos que este sistema está vinculado a este zoquete.

—¿Zoquete? ¡Zoquete tu abuela, cabeza de uva! —Lucas dijo con algo de fastidio, pero no agresividad. Algo que tomo a todo, menos a herta, por sorpresa sentir lo natural que fue para lucas decir eso y quien ni se inmuto ante lo dijo.

—Sí, sí, lo que digas. —Herta agitó la mano con indiferencia. —Como decía antes de que este zoquete me interrumpiera, sabemos que el sistema lo trajo aquí, pero no el motivo. Así que solo hay que investigar. Fácil.

—¿Y cómo piensas hacerlo, Herta? —Himeko la miró con una sonrisa velada. —No olvidarás que tienes dos sujetos de estudio interesantes, ¿no crees que deberías centrarte en uno primero? —Desvió la mirada hacia Stelle, quien permanecía junto a Lucas.

—¿Y eso qué? Puedo ocuparme de ambos al mismo tiempo. —Herta se encogió de hombros. —Aunque, claro, no niego lo fascinante que es un cuerpo humano capaz de albergar un Stellaron sin explotar... por ahora. Pero puedo investigar eso en cualquier momento. Lo realmente interesante aquí es un viajero del tiempo con un sistema extraño.

—Tus prioridades son un caso, Herta... —Himeko rió suavemente antes de volverse hacia Lucas y Stelle—. Pero no puedo decidir por ustedes. Tendrán que responderle.

Ambos se miraron.

—¿Estudiarnos? —Stelle frunció el ceño, confundida.

—Por supuesto. —Herta la señaló. —Tu cuerpo contiene un Stellaron, así que, en esencia, eres una bomba. Quién sabe qué podría pasar. Tal vez un día simplemente... ¡boom!

Stelle tragó saliva, incómoda ante la posibilidad.

—¿Y yo? —preguntó Lucas con recelo, ya anticipando una respuesta que no le gustaría.

—Oh, lo tuyo es menos explosivo, pero no menos preocupante. —Herta cruzó los brazos. —Este sistema podría no tener las mejores intenciones. Quizás solo te esté usando como recipiente hasta que sea lo suficientemente fuerte como para despertar y destruir la galaxia entera.

Lucas bajó un poco la mirada mientras apretaba los labios para a dentro en una cara extreñida.

—Y sin mencionar que ser un viajero del tiempo puede causarte serios problemas. Esos de la IPC podrían ir tras de ti, y creeme que no serian nada lindos contigo comparado conmigo. O podrías colapsar en una paradoja temporal y... ¡puf! —chascó los dedos con diversión.

El silencio cayó de nuevo.

—Deberían agradecer que esta genio quiera ayudarlos. —Herta sonrió con superioridad. —Ahora estoy interesada. Pero si un día dejo de estarlo, ni aunque me rueguen de rodillas los estudiaré.

Lucas y Stelle permanecieron en silencio, ambos sintiéndose como ratones de laboratorio.

—Pero por ahora, estoy emocionada. Así que no voy a decir que no a esto. —Añadió con satisfacción—. Un Stellaron en un cuerpo humano y un viajero del tiempo con un sistema de videojuego... ¡eso sí es interesante! Felicidades, los ayudaré. Un servicio que ni la Corporación para la Paz Interastral podría comprar.

Tenía razón en algo: ambos eran peligrosos a su manera. Lucas miró a Stelle, quien claramente no estaba entusiasmada con la idea de ser la conejilla de indias de alguien tan egocéntrico. Compartía el sentimiento, pero no parecía que tuvieran muchas opciones.

El silencio fue roto por Himeko.

—Ahora lo entienden, ¿verdad, Lucas? ¿Stelle? —La pelirroja los miró con calma—. Herta quiere que se queden en su estación espacial.

March frunció el ceño, a punto de protestar, pero Dan Heng negó con la cabeza, indicándole que se contuviera. La chica suspiró, aunque no parecía conforme.

Lucas y Stelle intercambiaron una mirada. Tal vez su destino ya había sido decidido.

—No. Estrictamente hablando, solo tendrían que quedarse el poco tiempo que me tome completar mis investigaciones en ambos casos. O quizás me aburra y pierda el interés a mitad del camino, y entonces Zoquete Primero y Zoquete Segundo tendrán que rajarse. —Herta corrigió a Himeko con total desinterés.

—¿Y después? —preguntó Himeko, cruzándose de brazos.

—¿Y después qué? No es problema mío.

Himeko suspiró con cansancio. Miró a Lucas y Stelle, quienes no parecían muy contentos con la conversación. No era para menos: una acababa de nacer y el otro había viajado en el tiempo sin querer, y ahora los querían investigar como si fueran ratas de laboratorio para después tirarlos como si nada.

—Lucas, Stelle. —Los llamó con suavidad, captando su atención—. También tienen otra opción: el Expreso Astral. Si quieren, pueden venir con nosotros. El Expreso tiene bastante experiencia con los Stellaron. —Dijo esto mirando a Stelle—. Lo que les preocupa y las respuestas que nosotros buscamos van en la misma dirección. Además... —Cruzó las manos con elegancia y miró de reojo a la muñeca—. Podemos volver en cualquier momento para que Herta haga sus estudios. Ahora está completamente y absolutamente fascinada.

Himeko les sonrió con confianza, y ambos se miraron entre sí, claramente interesados en lo que el Expreso tenía para ofrecer. Herta, por su parte, puso las manos en la cintura con su usual arrogancia.

—Por mí, perfecto. Así los temas se mantienen frescos y, de paso, no tengo que andar preocupándome por estos dos tarados todo el rato.

Lucas soltó una carcajada seca, mirándola con incredulidad.

—Mirá, yo pensaba que ya había conocido a toda clase de egocéntricos en mi vida, incluso me considero un poquito narcisista de vez en cuando, pero lo tuyo es otro nivel. Sos el equivalente humano a un monumento de oro macizo con tu propio rostro tallado en cada pared. Ahora entiendo por qué este lugar parece un templo en tu honor.

—Estoy de acuerdo con él. Eres la persona más egocéntrica que he conocido. —Stelle aportó sin un gramo de duda.

—Tendrían que ver al resto del Círculo de Genios. Algunos los obligarían a darles las gracias después de venderlos. Por lo menos yo soy honesta.

Lucas resopló, cruzándose de brazos.

—Ah, claro. Sos honesta, qué tierna. Como si eso hiciera que no seas insufrible. La diferencia entre vos y ese Círculo es que ellos te clavan el puñal en la espalda y vos, con tu ego del tamaño de una galaxia, te tomás la molestia de avisar antes. Qué generosa.

Stelle apenas pudo contener una sonrisa, mientras que Himeko se llevó una mano a la boca, intentando no reírse abiertamente. March, por su parte, soltó una risa ahogada, y hasta Dan Heng y Welt se cruzaron de brazos, sin saber cómo reaccionar. Asta y Arlan estaban boquiabiertos, sorprendidos de ver a alguien decirle todo eso a Herta sin pelos en la lengua.

Herta, como era de esperarse, no se inmutó. Su ego era un muro infranqueable.

—Lo que sea. Recuerden volver a menudo. Y reserven primero una cita con Asta o Arlan, que alguien tiene que organizar mi agenda para poder estudiarlos. —Herta suspiro para luego mirar a lucas sin chiste y decir. —En cuanto a ti, aun tenemos cosas que averiguar antes que empiece a investigar sobre tu sistema. Como te sientes? Y que hay con esas cosas que ganaste? Puedes traerlas?.

Todos volvieron a enfocar su atención en Lucas, quien no tardó en pensar en la pregunta de Herta. ¿Cómo se sentía? Raro. Extraño.

Podía oírlo todo. No solo las voces a su alrededor, sino también susurros lejanos que, de alguna forma, llegaban a sus oídos con claridad, como si la distancia ya no fuera un problema. Si cerraba los ojos, los latidos de cada persona en la sala se marcaban en su mente con un ritmo casi hipnótico. Sus ojos eran lo que más le llamaba la atención: veía los detalles con una nitidez que antes no tenía, desde las más sutiles arrugas en la ropa de Himeko hasta la más mínima vibración en los labios de March al respirar.

Pero no era solo eso. Sentía cada fibra de su cuerpo como si hubiera despertado de un letargo profundo. Sus músculos respondían con precisión quirúrgica, sus huesos se sentían más resistentes y ligeros, y hasta su piel parecía percibir la más mínima corriente de aire con una sensibilidad exagerada. Su sentido del olfato también estaba agudizado, detectando la mezcla de fragancias de café, metal y los sutiles rastros de perfume en la habitación. Y su lengua... el aire tenía un sabor metálico que antes no percibía.

Todo era más intenso. Más real.

Pero al mismo tiempo, había algo inquietante en ello. Como si su propio rostro no le perteneciera del todo. Como si sus ojos hubieran estado ciegos hasta ahora, pero al abrirse, aún les faltara algo.

Se sentia fuera de su propio cuerpo.

Como si esta piel, estos huesos, esta cara no fueran lo que el recordaba. Era como ser una persona nueva. Sintio repulsión y rechazo, pero al mismo tiempo su mente no colapso.

—Siendo justos? Me siento muy fuera de lugar y, al mismo tiempo como si siempre hubiera sido asi. —Lucas comento mientras respiro y exhalo con fuerza. Sus palabras provocaron que varios lo miraran con una sensación de lastima y tristeza, pero lucas no dejo que eso lo detuviera. Este miro a la pantalla del sistema y vio sus opciones.

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|Estado|

|Inventario|

|Tienda|

|Misiones|

|Logros|

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Lucas toco donde el inventario para verlo. Este al verlo se sorprendió un poco, pero no tanto ya que no era la pantalla lo que lo sorprendió, si no un numero.

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|Inventario|

|Espacio: 4/10|

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Solo 10 espacios para guardar? Esos es muy poco. Pensó lucas mientras una parte de el se sentia decepcionada, pero no habia tiempo para pensamientos innecesarios. Tenia una pregunta que responder y lo haría lo mas rápido posible.

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Inventario

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|Guantes del poder de Asterios|

|Rango: D|

|Tipo: Arma de cuerpo a cuerpo/Armadura|

Descripción: Un par de guanteletes forjados con el espíritu indomable del Minotauro. Su diseño imita la piel endurecida de la bestia, con grabados en espiral que emiten un tenue resplandor carmesí al contacto con la sangre del enemigo. Pesados pero perfectamente equilibrados, estos guantes aumentan la fuerza del portador y le otorgan la ferocidad de un guerrero acorralado.|

|Habilidades Pasivas|

Fuerza del Laberinto: Aumenta la fuerza física un 15% cuando se lucha en espacios cerrados o restringidos.|

|Última embestida: Si la vida del portador cae por debajo del 30%, los golpes con estos guantes ignoran un 10% de la resistencia del enemigo durante 10 segundos.|

|Habilidades Activas|

Carga de Asterios: Ejecutar un golpe cargado crea una onda de choque menor que puede hacer retroceder a enemigos más débiles.

Rugido de Asterios: El portador debe chocar ambos guantes entre sí y tomar una gran bocanada de aire antes de liberar un rugido ensordecedor.

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|Gema dorada de la Destrucción|

|Rango C-|

|Tipo: Material Conductor|

|Dueño: Lucas ???|

|Descripción: Una gema dorada nacida en el Apex Momentum, cuando la Energía Imaginaria capturó por primera vez el concepto puro de Destrucción. No la destrucción de emociones o caos, sino la aniquilación absoluta, trascendiendo toda razón y forma de voluntad. Forjada en la frontera de la realidad, esta gema no obedece a nadie, pues es el propio Camino de la Destrucción en su forma más pura. Solo aquel que entienda su naturaleza más profunda será capaz de invocar su poder. A ese ser, y solo a ese ser, la gema seguirá sin cuestionar, revelando su poder sin ser cegada. Es única en su tipo, y su existencia está más allá de todo control.|

|Habilidades Pasivas|

|Conversión de Destrucción: Puede convertir Energía Imaginaria en energía de la Destrucción|

|Esencia de la Destrucción: Aumento en un 50% en la resistencia a la energía de la Destrucción / Aumento en un 30% en la tasa de amplificación de Energía de la Destrucción / Disminución del 30% en la tasa de consumo de energía de la Destrucción 

|Habilidades Activas|

|Invocar [Destrucción] (Bloqueado)

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[Ticket De habilidad Activa Gratis]

|Tipo: Objeto intercambiable|

|Descripción: Un ticket que permite comprar una habilidad activa de la tienda disponible sin coste. Solo se puede usar una vez|

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|[Píldora de aumento de Stats +10]|

|Tipo: Objeto consumible|

|Descripción: Una Píldora especial imbuida de poder. Al consumirse se obtiene al instante 10 puntos para distribuir en cualquier estadística. Mas, si se logra consumir al completo se obtendrá un bono extra|

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Lucas frunció el ceño mientras leía la descripción una y otra vez. Algo no encajaba. ¿Cómo podía un objeto de rango C- ser tan... poderoso? Su instinto o quizas las memorias suyas, que pese a lo mezcladas que esten, le decía que aquella gema valía muchísimo más de lo que su clasificación indicaba. Por lo que había leído del sistema, artefactos de este calibre deberían estar en rango A o S, y sin embargo, ahí estaba, relegado a una simple C-.

¿Está incompleta? ¿O necesita ser refinada? Pero, ¿cómo diablos se refina algo así?

El pensamiento lo inquietó más de lo que quería admitir. Por un momento, consideró seguir la sugerencia de Herta y materializar tanto la gema como los guantes. Si alguien podía darle una respuesta clara, era ella. Pero algo en su mente le hizo dudar. No aún. No por desconfianza, sino por precaución. Algo le decía que mostrar un objeto así sin entenderlo por completo podía traer más problemas de los que resolvería.

En su lugar, decidió probar solo los guantes. Tocó el icono en su inventario y, en un instante, las piezas de metal se materializaron en sus brazos sin que tuviera que ponérselas. No hubo peso, ni resistencia. Como si siempre hubieran sido suyas.

Joder. Eran buenos. Muy buenos. No se sentían como una segunda piel, pero sí como una extensión natural de su cuerpo.

—Wow! Mira eso! —March exclamo cuando lucas manifesto los imponentes guantes que gano y gano la atencion de todos. 

—Esos. Esos si que dan algo de miedo. —Asta dijo mientras admitia lo imponentes que era el diseño, y mas tomando la altura y complexión fisica de lucas daba una sensacion de autentico poder y miedo.

—Demonios esos hacen ver este bate que me dio march como un juguete comparado con esas cosas. —Stelle dijo mientras miraba con un ligero toque de envidia los guantes de lucas que se veian extra genial.

—Uhm? Lucas, como se sientes esos guantes? Te molestan o son pesados? —Dan heng pregunto mientras lucas le respondio con una sonrisa.

—Nah, la verdad estas cosas son increibles! Se siente como si no pesaran nada. —Lucas cerraba y abria los puños mientras admiraba el diseño de estas cosas. Pero cuando quiso levantarse y este se apoyo para hacerlo, termino por romper parte de la banca y casi cayendo al suelo si no fuera por que puso su mano e hizo una maniobra para caer de pie. Este respiro algo agitado por eso mientras los demas lo veian sorprendido por sus reflejos. —Ah? Tada? 

—Bueno, al menos ya sabemos que físicamente lo mucho que tus estadísticas te afectaron. —Welt dijo mientras con su mano acomoda sus lentes de una forma muy muy peculiar que hizo a lucas levantar una ceja-

—No, esto no es nada en verdad. Si realmente queremos saber cuánto afectan esas estadísticas, mínimo tenemos que ponerlo a mover el cuerpo. Ni siquiera yo puedo decir con certeza si el aumento es exponencial o lineal, si los stats funcionan como un multiplicador o solo como un refuerzo básico. En cualquier caso, él ya demostró de lo que es capaz antes, así que, si el sistema realmente lo mejoró, su desempeño previo debería quedar atrás. —Herta se cruzó de brazos, evaluando las posibilidades con la misma frialdad con la que analizaba cualquier otro experimento—. Claro que también está el detalle de que, en aquel momento, no era del todo consciente de su entorno... pero bueno, eso ya lo veremos.

Herta giró la cabeza hacia Asta y añadió con su típico tono indiferente:

—Asta, revisa las cámaras disponibles y localiza cualquier resto de la Legión Antimateria o monstruos del Fragmentum. Necesitamos algo con lo que este tarado pueda moverse un poco.

—¡¿Eh?! S-señorita Herta, ¿no cree que eso es demasiado arriesgado? Lucas apenas acaba de despertar, dudo que esté en condiciones de pelear... —Asta se removió en su lugar, la preocupación pintada en su rostro.

Lucas soltó una leve risa ante su reacción.

—Por una vez en la vida, tengo que admitir que estoy de acuerdo con la uva parlante. —Su comentario captó de inmediato la atención de Asta y los demas, quien le miró con una mezcla de alivio y sorpresa. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, él continuó—. Pero Herta tiene razón en una cosa: solo hablar y teorizar no nos llevará a ninguna parte.

Lucas bajó la mirada hacia sus propias manos, cerrándolas en un puño. Algo en su interior rugía con una energía latente, una sensación extraña que le recorría las venas como un cosquilleo... ¿Ansiedad? No. Era algo más cercano a la emoción. Un deseo visceral de probar sin miedo su nueva fuerza.

—Además... —Una sonrisa juguetona asomó en sus labios mientras levantaba la vista hacia Asta—. Dios, realmente quiero probar estas cosas.

Asta sintió un leve escalofrío recorrerle la espalda, aunque no era miedo lo que la invadía, sino algo más confuso, más inquietante. Su instinto le decía que debía seguir insistiendo, que lo mejor sería que Lucas descansara un poco más antes de arriesgarse en combate. Pero esa sonrisa... Había algo en ella que le hacía perder la determinación. No era solo lo confiado que sonaba, sino la manera en que la miraba, como si realmente apreciara su preocupación, aunque estuviera a punto de ignorarla por completo.

Lucas inclinó un poco la cabeza, sus ojos reflejando una calidez inesperada.

—Lo siento, Asta, sé que esto es egoísta y que probablemente no estoy pensando del todo claro. Pero en serio quiero hacer esto. Prometo que, en el peor de los casos, como mucho me romperé una pierna. —Soltó una carcajada ligera, como si la posibilidad de lastimarse fuera poco más que un chiste.

Asta entreabrió los labios para replicar, pero ninguna palabra salió. Se quedó en silencio un segundo más de lo que habría querido, sintiendo un calor extraño subir por su pecho, alojarse en su garganta, arder sutilmente en su rostro.

Terminó desviando la mirada, ocultando su turbación tras un suspiro resignado.

—Hmph... Haz lo que quieras. Pero más te vale no hacerme preocupar más de lo que ya haz hecho.

Lucas solo asintió con una sonrisa, sin notar del todo la reacción de Asta. Tal vez era más tímida de lo que aparentaba. Para él, seguía siendo una líder capaz, pero aún joven, y claramente, un poco de insistencia ayudaba.

Los demás, en cambio, eran otra historia. Himeko y Welt intercambiaron miradas atónitas, procesando lo que acababan de presenciar. March se cubrió la boca con un leve rubor, mientras Dan Heng parpadeaba varias veces, intentando entender la situación. Stelle, por su parte, sintió una mezcla de diversión y molestia, aunque incluso ella pudo notar que Lucas lo hizo sin intención. Arlan simplemente abrió la boca, sorprendido de ver a Asta reaccionar así. Demonios... ¡tenía que aprender cómo hacía eso Lucas!

—Bueno, bueno, ¡basta de tanta cursilería en mi estación! —Herta irrumpió, mirando a Asta con fastidio—. Asta, deja de babear por este tarado sin neuronas. Te di un trabajo. Arlan, acompáñala.

Asta salió de su aparente trance, su rubor intensificándose al recibir el regaño. Murmuró una disculpa y se apresuró a irse, seguida por Arlan.

—Vaya, ya veo que esa estadística de carisma no es solo decorativa —comentó Herta, observando a Lucas con diversión—. Pero trata de no distraer más a la gente. Tengo cosas que preparar para ustedes. Hasta entonces, no me molesten.

Y con eso, se marchó, dejando al grupo todavía asimilando lo ocurrido.

—¿Hice algo malo? —preguntó Lucas, mirando a los demás con genuina confusión.

Himeko se rio suavemente, cubriéndose la boca con su guante con una elegancia natural antes de responderle al desconcertado joven.

—No, no, Lucas. Es solo que... bueno, no esperaba que fueras un galán. —Dijo con diversión, disfrutando de la situación más de lo que admitiría. La escena con Asta había sido inesperada, pero incluso ella tenía que reconocer que fue linda de ver.

—¿Galán? —Lucas parpadeó, aún sin entender del todo a qué se refería.

—¡DIOS, SÍ! ¡Oh, por dios, Lucas, eso fue tan lindo! ¡Tan hermoso! —March prácticamente vibraba de emoción, dando pequeños saltitos mientras agitaba los puños con entusiasmo.

Lucas miró a los demás en busca de alguna explicación más razonable. Dan Heng, con los brazos cruzados, lo observó con una mirada analítica, como si intentara descifrar algo que no terminaba de encajar.

—Parece que tu carisma tiene más efecto en la gente de lo que crees. Aunque no sabría decir hasta qué punto... —comentó con calma.

En su mente, repasaba la escena. Asta no era alguien que se dejara llevar fácilmente por las emociones. A pesar de su entusiasmo y dedicación a la estación espacial, siempre mantenía una compostura profesional, estricta consigo misma y con los demás. Pero ante Lucas... había reaccionado diferente. Dudosa. Desviando la mirada. Ruborizándose.

No era solo lo que había dicho, sino cómo lo había dicho. Lucas tenía una presencia inusualmente relajante, una forma de hablar y moverse que hacía que la gente bajara la guardia sin darse cuenta. No intentaba ser encantador, pero lo era. No intentaba ser persuasivo, pero su sola actitud invitaba a confiar en él. Era tan natural que resultaba inquietante si uno lo analizaba demasiado.

Dan Heng no era alguien que se dejara llevar por impresiones superficiales, pero una parte de él se preguntó hasta dónde llegaba ese efecto. ¿Era simplemente un talento social, o había algo más? Y lo afectaban a el y a los demas tambien?

Lucas, ajeno a los pensamientos de su compañero, solo ladeó la cabeza, todavía sin comprender del todo el revuelo que había causado. Solo estaba siendo honesto.

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Tiempo: 30 minutos despues

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Una hora más tarde, todos habían tomado sus respectivos caminos. Himeko estaba ocupada negociando la suministración de recursos para el Expreso Astral, mientras que Welt había regresado a la nave para coordinar con el revisor cuándo podrían volver a moverse. Herta... bueno, seguía en su bola, ocupada en sus propios asuntos como siempre.

Asta y Arlan habían seguido sus órdenes, dejando a Lucas y los demás con la ubicación de posibles supervivientes de la Legión o criaturas del Fragmentum que aún rondaban la estación. Con nada mejor que hacer hasta que el Expreso estuviera nuevamente en marcha, March insistió en que Dan Heng los acompañara. Aunque Stelle y Lucas eran fuertes, todavía les faltaba experiencia en este tipo de situaciones, y ella prefería no arriesgarse más de lo necesario.

Así, los cuatro avanzaban juntos por los pasillos devastados de la estación espacial. Lucas y Stelle miraban a su alrededor con curiosidad. A pesar de la destrucción, el lugar aún tenía una belleza innegable. La inmensidad del espacio visible desde las ventanas y la arquitectura del lugar transmitían una sensación de grandeza difícil de poner en palabras.

—Entonces... ¿algo que debamos saber sobre esto de la Legión? —preguntó Lucas, girando la cabeza hacia Dan Heng. De alguna manera, confiaba más en su explicación que en la de March. No es que ella fuera mala informando, pero su forma de contar las cosas era... demasiado infantil a veces.

—No hay mucho misterio —respondió Dan Heng sin rodeos—. La Legión es un ejército que sigue a Nanook, el Eón de la Destrucción. Van de un lugar a otro, arrasando con todo a su paso. No tienen otro propósito más allá de sembrar el caos y la ruina.

Lucas asintió lentamente, procesando la información.

—Hablando de eso... he escuchado muchas veces las palabras "Eón", "Estelaron" y "Fragmentum", pero todavía no tengo claro qué significan.

Dan Heng lo miró de reojo. Con todo el caos reciente, no había tenido tiempo de explicar lo más básico a Lucas y Stelle. Suspiró, aceptando que lo mejor sería aclararlo ahora.

—Podría darte una explicación larga y detallada, pero por ahora, quédate con esto: los Eones son como dioses. Seres que encarnan conceptos filosóficos. Nanook, por ejemplo, representa la Destrucción en su forma más pura. Existen muchas teorías sobre ellos, pero lo poco que sabemos con certeza es que alguna vez fueron seres inteligentes que ascendieron a un estado superior.

Stelle, que había estado escuchando con atención, hizo su propia pregunta.

—Herta mencionó algo sobre el Círculo de Genios. ¿Ellos saben algo más?

Dan Heng negó con la cabeza.

—Los Eones son el mayor misterio de la galaxia. Ni siquiera los más grandes genios han logrado responder qué son exactamente. Pero hay algunas cosas que sí sabemos. Primero, están atados a algo llamado Primum Mobile, que limita su capacidad de interactuar e interferir directamente en la galaxia. Muchos creen que esto fue obra del Eón del Equilibrio, quien creó esta restricción para evitar que el universo colapsara.

Hizo una breve pausa antes de continuar.

—Otra cosa es que, en teoría, un ser vivo puede ascender y convertirse en un Eón... aunque nadie tiene idea de cómo sucede. Cuando un nuevo Eón surge, también nace una nueva Vía, un camino que representa su concepto. Estos Eones pueden distribuir la Energía Imaginaria de su Vía como quieran.

—¿Energía Imaginaria? —repitió Lucas, frunciendo el ceño.

Antes de que Dan Heng pudiera responder, March interrumpió en voz alta.

—¡Clase terminada por ahora! Tenemos compañía.

El grupo fijó su atención al frente. Un grupo de criaturas humanoides bloqueaba el camino, Siendo que traian una armadura de color negro y armas de diferentes calibres y formas.

March invocó su arco, Dan Heng aferró su lanza y Stelle hizo aparecer su bate. Lucas respiró hondo y estiró los hombros, listo para lo que venía.

—¿Entonces estos feos son la Legión o esas cosas del Fragmentum? —preguntó Lucas, invocando sus guantes mientras rodaba los hombros y se ponía en guardia.

—¡Son de la Legión! ¡No bajen la guardia! —advirtió Dan Heng con seriedad.

Apenas terminó de hablar, los enemigos cargaron contra ellos con una ferocidad brutal. El equipo reaccionó al instante, tomando sus respectivas posiciones.

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Fuerza del Laberinto: Aumenta la fuerza física un 15% cuando se lucha en espacios cerrados o restringidos.|

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Dan Heng se movió con precisión, bloqueando con su lanza el ataque de una de las criaturas. El monstruo tenía cuchillas sobresaliendo de sus brazos y atacaba con rápidos cortes, pero Dan Heng desvió cada uno con movimientos calculados antes de contraatacar con un giro ágil, hiriéndolo en el costado.

March disparó una ráfaga de flechas de hielo, impactando a varios enemigos y ralentizándolos. Su puntería era impecable, y su energía vibrante contrastaba con la crudeza de la batalla.

Stelle, sin perder tiempo, se lanzó contra el mismo monstruo con el que peleaba Dan Heng. Su bate se estrelló contra la criatura con una fuerza impresionante, aturdiéndola lo suficiente para que Dan Heng rematara con un estoque preciso al cuello. Justo cuando ella iba a moverse a por otro enemigo, Dan Heng la tomó del brazo y la jaló hacia atrás, evitando que fuera alcanzada por un cañón de energía disparado por otro soldado de la Legión.

Mientras tanto, Lucas observaba la batalla con los puños apretados. Hasta ahora, siempre había estado en el papel del espectador, pero ahora no tenía opción. Tenía que pelear. Su respiración se volvió más pesada, su mente procesando la brutalidad de la escena.

Un rugido lo sacó de sus pensamientos. Un soldado de la Legión cargó contra él, cuchillas listas para cortarlo en dos. Sin pensarlo mucho, Lucas levantó la mano y atrapó la cuchilla con su guante derecho. El filo chirrió contra su palma, pero no lo atravesó.

Con una fuerza que no sabía que tenía, apretó los dedos y la hoja se rompió con un crujido metálico. Antes de que el monstruo pudiera reaccionar, Lucas giró su cuerpo y descargó un puñetazo devastador con su izquierda. El impacto fue brutal. La cabeza del enemigo explotó en una lluvia de chispas y restos metálicos, su cuerpo cayendo pesadamente al suelo.

Lucas respiró con fuerza, atónito por lo que acababa de hacer. Los demás también lo notaron.

—¡Wow, eso fue genial, Lucas! Pero—¡Cuidado! —March disparó una flecha helada justo a tiempo, congelando a otro enemigo que estaba a punto de atacarlo por la espalda.

El chasqueó la lengua y se recompuso. Ya no tenía tiempo para sorprenderse de sí mismo.

—¡Vamos, déjate llevar! ¡Estas cosas lo merecen! —exclamó March con una sonrisa antes de seguir disparando.

Lucas apretó los puños, su respiración estabilizándose. De acuerdo. Que así sea.

Un rugido llamó su atención y vio a otra criatura de la Legión abalanzándose sobre Stelle. Ella bloqueó con su bate, pero la bestia la empujó hacia atrás con fuerza. Lucas no lo pensó dos veces. Se impulsó hacia adelante y, con un salto veloz, golpeó al monstruo con un puñetazo ascendente en el mentón. El impacto levantó a la criatura del suelo y, antes de que pudiera caer, Stelle giró sobre sí misma y lo remató con un golpe lateral que lo hizo volar varios metros.

—¡Buen trabajo! —dijo Stelle, dándole una palmada en el hombro antes de volver a la pelea.

Dan Heng, por su parte, atravesó a otro enemigo con su lanza y giró con fluidez para derribar a otro más. Sin embargo, sus ojos seguían observando a Lucas. No era solo fuerza bruta. Sus movimientos, aunque aún torpes, eran eficientes. Instintivos. Como si su cuerpo recordara algo que su mente aún no entendía.

Pero no había tiempo para pensar en eso.

—¡Vienen más! —March señaló al frente. Más soldados de la Legión avanzaban, con armas brillando bajo toda intención de matarlos.

Lucas giró los hombros, sintiendo el calor de la batalla encenderse en su pecho. Ahora que había cruzado esa línea, ya no iba a detenerse.

—Pues que vengan esos forros!

La batalla estalló con furia cuando el coloso, un gigantesco centauro robótico, cargó contra Lucas, su imponente figura moviéndose a una velocidad sorprendente para su tamaño. La tierra tembló bajo sus pesadas patas mientras avanzaba, pero Lucas no mostró ni una pizca de miedo. De un solo salto, se lanzó hacia el monstruo, desafiando la gravedad con una rapidez inhumana. March disparó una flecha de hielo hacia él, pero la criatura la desvió sin esfuerzo, dejando solo una estela de vapor helado en el aire.

Con un rugido ensordecedor, el centauro levantó sus patas delanteras y se preparó para golpear a Lucas. Pero el viajero no estaba dispuesto a retroceder. Con un movimiento asombroso, atrapó las dos patas con sus guantes y, sin dudarlo, giró sobre su propio eje con la fuerza suficiente para lanzar al coloso al suelo con una facilidad aterradora.

Pero Lucas no perdió el ritmo. Desde la posición en la que había derribado al coloso, se levantó como una tormenta desatada, arrancando una de las patas delanteras del gigante con pura fuerza bruta. Sin pensarlo, la lanzó hacia los legionarios que estaban atacando a lo lejos, y la pierna voló como una jabalina imparable, atravesando a dos enemigos de una sola vez, destrozándolos en una explosión de chispas.

—¡Okey! Eso si que fue muy brutal —exclamó March, sorprendida de ver como lucas lidio con eso—. 

Lucas no se detuvo. Sin apenas una respiración, agarró la otra pata y la lanzó con la misma fuerza devastadora. Cada uno de esos movimientos parecía más grande que el anterior, y el suelo bajo sus pies temblaba a cada paso. El ruido de la batalla desaparecía en su mente; todo lo que quedaba era la furia que lo impulsaba. No había lugar para dudas. Solo destrucción.

Dan Heng observó la escena con los ojos muy abiertos, incapaz de apartar la mirada. Había visto a Lucas pelear antes, pero nada como esto. La forma en que el chico parecía moverse con una velocidad sobrenatural, su fuerza destrozando enemigos con una facilidad aterradora... Era como si la batalla misma lo estuviera llevando, como si nada pudiera detenerlo.

—Esto... —murmuró Dan Heng, sin poder creerse lo que veía.

Stelle, que también estaba en el fragor de la batalla, no podía evitar mirar a Lucas con asombro. Cada golpe que él daba era más brutal que el anterior, y sin embargo, no se detenía. En lugar de ceder a la fatiga, parecía volverse aún más imparable. 

—¿Cómo puede seguir así? —dijo, sorprendida por la resistencia de Lucas. —Es como si estuviera imparable... ¡como si el combate lo alimentara!

A su lado, Dan Heng solo asintió, aún sin palabras. Lo que estaba viendo desbordaba cualquier tipo de lógica con respeto a alguien que apenas se habia recuperado.

Mientras tanto, Lucas continuaba su arremetida. Con una fuerza que desafiaba las leyes de la naturaleza, levantó al centauro caído por los cuernos y lo usó como un arma masiva, estrellándolo contra los enemigos cercanos. Los legionarios volaron por los aires, literalmente aplastados bajo el peso de su propio líder caído.

Luego lucas lo solto para inmediatamente querer usar los guantes. No sabia como activar ninguna habilidad, asi que solo penso y cerro con fuerza los puños. Y parecia que funciono

|Habilidad Activa: Carga de Asterios|

Los guantes se llenaron de energia y lanzo un golpe que impacto y mato al instante a los legionarios. 

Lucas suspiraba no de agotamiento, si no de adrenalina cogiéndose su cerebro ahora. Este noto que acabo con todos y volteo a ver a sus compañeros mientras sonreia y respiraba algo agitado.

—Uf uf...Dios...no esperaba que pelear fuera asi de intenso. Oh jesus es siempre asi de intenso?. —Lucas trataba de recuperar el aliento mientras se apoya en la pared. Los demás se acercaron.

—Lucas! Eso eso fue increible! Fue casi como cuando peleaste contra la bestia del fin! Les diste un PUM! Y y luego un SMACK! Oh dios, eso fue muy brutal para mi pobre corazon de chica hermosa y linda. —Marzo dijo mientras su emoción se mezclaba con sorpresa aun de ver a lucas pelear con tal fiereza.

—Estoy con marzo en eso. Antes eras rapido cuando nos ayudaste, pero ahora? Es que apenas podia ver donde ibas. —Stelle aporto mientras dan heng lo miraba serio.

—Te sientes bien lucas? Necesitas que paremos?.

—Ah, no no no! Estoy bien, solo...Solo tratando de asimilar todo. Nada mas. Ustedes estan bien? —Lucas pregunto a lo que todos afirmaron. —Bien...Uff...Entonces sigamos. Espero que herta no me ponga en deuda por el daño. —Dice mirando el desastre que formo aqui. Pero decidio ignorarlo, quizas podria decir que fue la legion?

Marzo y stelle siguieron a lucas al instante con dan heng cerca, pero este miro a lucas un poco mas mientras seguian avanzando

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Tiempo: 30 minutos después / Oficina de Herta

Lucas y Stelle caminaban por los pasillos metálicos de la estación espacial, dirigiéndose a la oficina de Herta. Ambos habían recibido un mensaje de la genio, pidiéndoles que acudieran de inmediato porque tenía algo "urgente" que discutir. A los dos les levantó una ceja la elección de palabras, pero al final, ninguno podía decirle que no a una muñeca con el ego del tamaño de una galaxia.

Dan Heng y March ya se habían ido por su cuenta, sabiendo que pronto podrían abordar el Expreso Astral. Con la tarea de Herta completada, no había mucho más que hacer. Sin embargo, Lucas y Stelle aún no habían tomado una decisión: quedarse o partir con la tripulación del tren interestelar.

El silencio entre ellos no era incómodo, pero tampoco especialmente cómodo. Lucas miró de reojo a Stelle. Era sorprendentemente baja en comparación con él. Bueno, en realidad todos eran bajos ahora que él debía rondar el 1.92 metros. Pero más allá de la diferencia de altura, notó la expresión pensativa en su rostro. No necesitaba preguntarle qué estaba pasando por su cabeza.

—Voy a ser honesto —rompió el silencio mientras tomaba un sorbo de agua—. Si me dice que quiere ponerme algo en mi cuerpo, voy a tirarla por la primera ventana que encuentre.

Stelle soltó una carcajada, metiendo las manos detrás de la cabeza mientras caminaba.

—¿Crees que nos quiere ofrecer un trabajo como sus asistentes?

—Dios, no, peor —Lucas fingió un escalofrío—. Nos quiere para ser sus asistentes gratis sin seguro social!.

Stelle abrió los ojos con fingido horror.

—¡La esclavitud se abolió hace siglos!

—Bueno, dile eso a Herta —resopló Lucas—. Seguro que tiene una cláusula legal escondida en algún contrato absurdo para esclavizar a la gente.

Ambos se rieron un poco, relajando el ambiente. Luego, la expresión de Stelle volvió a tornarse pensativa. Lucas lo notó y no pudo evitar preguntar.

—Déjame adivinar. ¿Sigues pensando en qué hacer?

—...Sí. Es solo que… todo esto es muy confuso. Emocionante, pero…

—Pero te sientes perdida —completó Lucas antes de darle otro trago al agua—. Bueno, pues somos dos. Tú no tienes ni idea de por qué estás aquí o qué relación tienes con esos locos de los Cazadores de Estelaron… y yo, bueno, no tengo ni puta idea de por qué demonios estoy aquí en primer lugar o qué carajo es este sistema.

Stelle giró la cabeza para mirarlo.

—Tienes razón. Ambos estamos igual de jodidos —admitió con una sonrisa irónica.

Lucas chasqueó la lengua.

—Aunque, honestamente, ¿de verdad considerarías quedarte aquí? Si yo tuviera que quedarme atrapado con Herta, preferiría pegarme un tiro antes que escucharla hablar todo el tiempo. ¿Te imaginas? "Lucas, prueba esto, Lucas, quiero ver qué pasa si te lanzo al vacío a ver si el sistema te salva".

Stelle soltó una carcajada, cruzando los brazos detrás de la cabeza.

—Eso sí que sería un infierno.

—¿Ves? Estamos de acuerdo en algo importante.

El ambiente entre ambos se volvió más ligero. Lucas sacó otra botella de agua de su inventario y se la pasó a Stelle. Ella la tomó con un leve asentimiento de agradecimiento.

—¿Sabes? Eres bastante honesto —comentó mientras bebía un poco.

—No sé si lo llamaría "honestidad". Es más bien que mi cabeza sigue hecha mierda, como si alguien metiera mis recuerdos en una licuadora y la pusiera en la velocidad máxima. No sabría decirte qué tan honesto soy realmente —se encogió de hombros—. Si alguna vez fui un mentiroso, al menos espero que mi cerebro ya haya olvidado cómo hacerlo.

—No, en serio —insistió Stelle—. Quiero decir, es raro escuchar a alguien maldecir e insultar tanto como tú, pero cuando lo haces… se siente natural. Como si, no sé, no fuera realmente un insulto cuando viene de ti.

Lucas se la quedó mirando por un momento antes de sonreír con tranquilidad con una ceja arqueada.

—¿O sea que soy un malhablado con clase? 

 —Algo así —Stelle rió.

Mientras hablaban, pasaron frente a un panel de cristal que reflejaba su imagen. Lucas se detuvo un segundo, mirándose a sí mismo en el reflejo. Su sonrisa se desvaneció un poco.

Stelle notó su reacción.

—Te... ¿te incomoda tu propio rostro?

Lucas suspiró, pasándose una mano por la cara.

—No sé cómo explicarlo… No es que no me guste. Es solo que cada vez que veo mi reflejo, siento que no me estoy viendo a mí mismo. Sé que ese de ahí soy yo… pero al mismo tiempo, no lo siento así. Es una sensación horrible y desagradable que no logro quitarme de encima.

Stelle frunció el ceño, pensativa.

—¿Crees que tu nombre tampoco es real?

—No lo sé —murmuró Lucas, desviando la mirada—. Quizás mi mente solo inventó algo para calmarse. Actúo como si fuera yo mismo, pero a veces siento que hay otro yo, uno que no entiendo del todo.

Se quedaron en silencio. Stelle, por primera vez en toda la conversación, sintió que no tenía ninguna respuesta.

—Supongo que hasta tú tienes un lado filosófico.

Lucas la miró con una ceja levantada.

—¿Tú? ¿Filosófica? Por favor, pareces un puto mapache.

Stelle parpadeó.

—¿Un qué?

—Un mapache. Pequeña, rápida y siempre curioseando cosas sin entender bien por qué.

Stelle lo miró con la boca abierta, indignada, antes de soltar una risa burlona.

—¿Ah, sí? Bueno, si yo soy un mapache, entonces tú eres un mono.

Lucas casi se atraganta con su propia risa.

—¿¡Un mono!?

—¡Sí! Siempre saltando de un lado a otro, lanzando cosas, destrozando enemigos sin parar. ¡Y tienes esa energía caótica de "me importa un carajo, pero igual lo hago"! —Stelle se cruzó de brazos con una sonrisa de satisfacción—. Sí, definitivamente un mono.

Lucas la miró fijamente mientras ponia su mano en su pecho fingiendo indignación, y luego estalló en carcajadas.

—¡Dios, qué ridículo!

—¡Pero sabes que tengo razón!

—A ver, pues tu tambien andas moviendote de un lado a otro sin rumbo fijo, eres escurridiza, y te metes en problemas de la nada. Además, si alguien te da comida, la tomas sin cuestionarlo. 

 Stelle abrió la boca para replicar, pero luego se quedó pensando. 

 —...Maldita sea, sí suena a mí.

—Ves! Los 2 somos un par de animales!

Ambos se rieron más fuerte, hasta que sus risas fueron menguando en una sonrisa tranquila.

Lucas la miró con una expresión más relajada.

—Sabes... creo que lo mejor será dejar de lado lo filosófico y enfocarnos en el ahora. Lo que sea que pasó, pasó. Algún día lo resolveremos. Pero por ahora... —Lucas sonrió con confianza—. Yo voy con el Expreso Astral. Así que espero que no seas tan boluda como para quedarte atrás. Alguien tiene que vigilar que no explotes con ese Estelaron que llevas dentro.

Stelle le devolvió la sonrisa, aliviada por la decisión de Lucas.

—Entonces supongo que no tengo más opción que seguir al mono, ¿eh?

Lucas rodó los ojos con una sonrisa divertida.

—Vamos antes de que la muñeca genio nos mate por llegar tarde.

Y con eso, siguieron su camino, dejando atrás las duda.

Ya dentro de la oficina de herta ambos se quedaron viendo mientras la genio soplo cansada de esperar a ambos.

—¿Así que por fin se dignan a aparecer? —Herta suspiró, claramente cansada de esperar. Al ver la expresión de Lucas y Stelle, no pudo evitar lanzar una mirada de desdén—. Ya decía yo que o huían o no querían venir. Y para tu información, Lucas, no existe una cláusula de esclavitud.

Lucas se encogió de hombros con una sonrisa traviesa, sin perder la oportunidad de burlarse.

—Y yo que pensaba que la privacidad era poca aquí —dijo mientras se cruzaba de brazos y miraba hacia abajo, donde Herta estaba sentada en su silla, como si no fuera más que un juguete en comparación con su estatura.

Stelle simplemente se quedó observando a la genio, esperando que explicara por qué tan urgida había sido en llamarlos.

—Bueno, ¿para qué nos llamaste tan urgente? —Lucas no perdió tiempo en preguntar, siempre directo al grano.

Herta hizo una pequeña mueca, como si la pregunta fuera la más obvia del mundo, pero luego comenzó a moverse, indicando a ambos a seguirla mientras caminaba hacia una máquina grande y extraña que estaba en el centro de la habitación.

—Uhm… normalmente les daría una explicación completa, pero la verdad, no hace falta mucho decir más que lo necesario —Herta murmuró, mientras sus ojos brillaban con emoción. Señaló hacia la máquina—. Eso que ven ahí no es una simple máquina, no, es un universo. Tal y como el nuestro, pero más simplificado y personalizado. Lo llamo… ¡El Metaverso!

Lucas y Stelle intercambiaron una mirada de incredulidad. La cara de póker de ambos era evidente mientras asimilaban las palabras de Herta.

—Esa idea ya se ha usado mucho, sabes? Incluso sin tener mis recuerdos bien definidos, siento que el concepto y el nombre "metaverso" ya está más que gastado —comentó Lucas, frunciendo el ceño.

Herta levantó una mano, mostrando que no le importaba demasiado las críticas.

—Eh… mis colegas dijeron lo mismo, pero da igual —dijo, restándole importancia al asunto—. Llamémoslo… "Universo simulado".

Se acercó aún más a la máquina y, con un gesto grandioso, apuntó hacia un círculo brillante en el centro de la estructura.

—Vamos, pruébenlo ustedes mismos. Yo seré su guía para que no se pierdan y para que nada les pase —Herta añadió con una sonrisa que, por algún motivo, parecía ser más una oferta de desafío que de invitación. Lucas la miró con escepticismo, pero la verdad era que había algo en su tono que le hacía difícil rechazarla—. Incluso les daré una recompensa generosa.

—¿Generosa, eh? —Lucas replicó, levantando una ceja mientras Stelle observaba la máquina, aún dudosa. A decir verdad, nada de eso parecía tranquilizador, pero algo en el brillo de los ojos de Herta le decía que la curiosidad era el peor enemigo en este momento—. ¿Y qué tipo de recompensa estás prometiendo, Herta?

Pero justo cuando Herta iba a responder, un mensaje emergió de la nada, flotando frente a Lucas con una vibrante alerta en la pantalla. Era inesperado, y las palabras parecían demasiado urgentes para ignorarlas.

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|Una misión de la rama de los Trazacaminos se ha creado!|

|Misión del Trazacaminos: Beta del Universo simulado|

|Rango: F|

|Recompensas: Acceso al universo simulado / 100S / Caja de recompensa Triple|

|Objetivo: Completa el universo simulado sin morir|

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Lucas se quedó mirando la pantalla del mensaje, con una mezcla de incredulidad y resignación. Alzó la vista y, mirando a Stelle, dejó escapar un suspiro.

—¿Por qué el mundo me odia y me ama al mismo tiempo? —murmuró, más para sí mismo que para los demás.

—¿Qué? ¿Pasó algo con ese sistema tuyo? —Herta le preguntó, levantando una ceja.

Lucas suspiró mientras se acercaba a la plataforma, con Stelle siguiéndolo de cerca.

—Algo así. Me dio una misión referente a tu universo simulado, pero no hay descripción más allá de lo simple: un objetivo y recompensas —explicó Lucas a Herta, dándole los detalles. Herta se quedó pensativa por un momento, pero luego negó con los hombros.

—Lo que sea, ahora métanse al universo simulado. Ya veremos qué pasa luego —respondió con indiferencia.

—¡No me da confianza eso! —gritó Stelle, mirando a Herta con desconfianza. Pero Herta no pareció inmutarse en lo más mínimo y, con un simple movimiento de mano, los metió a ambos dentro del universo simulado

—No seas una bebe exagerada, solo párense ahí, y la computadora leerá vuestros ondas cerebrales y generara automáticamente una experiencia inmersiva simulada. 

—Hay una probabilidad de quedar con retraso mental? —Pregunto lucas no muy confiado, y su respuesta fue un silencio y una Herta tocando un botón para mandarlos a los 2 al mundo simulado.

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Tiempo: ??? / Universo Simulado?

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—¡AAAAAAAHH! ¡HERTA, MALDITA PUTA DESGRACIADA VESTIDA DE BERENJENA! —Lucas gritó mientras caía sin control hacia el suelo. Sin embargo, en el último instante, su caída se detuvo a escasos centímetros del suelo… solo para que, al abrir los ojos, terminara desplomándose de cara contra el piso. —¡Ah, maldita enana condenada del diablo! —se quejó, dándose la vuelta con un gruñido—. ¿Desde cuándo? ¿No dijo que esto sería más suave? Uff... Uhm... ¿Stelle? ¡CHE! ¡STELLE!

Lucas gritó el nombre de su compañera, pero no obtuvo respuesta. Estaba solo… en un lugar extraño y completamente ajeno.

Frente a él se extendía un paisaje medieval que no tenía ningún sentido.

Desde la lejanía, una imponente ciudad se alzaba sobre la ladera de una colina, con un vasto entramado de casas de piedra y madera que se extendían hasta sus murallas. Los tejados rojizos y marrones formaban un paisaje armonioso, mientras las calles estrechas serpenteaban entre edificios de diferentes alturas, conectando torres, plazas y puentes.

En lo más alto, dominando la vista, se erigía un majestuoso castillo, la joya de la ciudad. Sus torres esbeltas y puntiagudas perforaban el cielo azul, rozando las nubes dispersas que flotaban a su alrededor. La estructura era una mezcla entre fortaleza y palacio, con murallas escalonadas que la protegían y grandes ventanales que reflejaban la luz del sol. A su alrededor, los niveles superiores de la ciudad se adaptaban a la pendiente del terreno, con escaleras y caminos en zigzag conduciendo a lo más alto.

El cielo despejado, salpicado de nubes blancas, bañaba la escena con una luz dorada, resaltando la textura de las piedras antiguas y el verdor de los jardines y enredaderas que trepaban por algunas fachadas. En el aire, pequeñas aves surcaban el viento, completando la imagen de una ciudad vibrante, majestuosa y llena de historia.

—¿Qué carajos? ¿Dónde mierda me metieron ahora? —murmuró Lucas, con el ceño fruncido.

Sin embargo, su atención se vio interrumpida por el sonido de unas pisadas. Instintivamente, o tal vez por algo más, invocó sus guantes, adoptó una postura de combate y guardó silencio, preparándose para lo que fuera que se acercaba.

Entonces, una voz resonó, casi danzando en el aire con un tono teatral y burlón:

—¡Oh, vaya, vaya! ¡Pero qué giro nos ha dado el destino esta vez! ¡Oh, precioso hijo del hombre! ¡Niño perdido! ¡Hijo extraviado del tiempo y el orden! ¡Regocíjate, pues hoy es un día para celebrar! Al fin y al cabo, ¿no son solo los seres inteligentes quienes pueden verdaderamente disfrutar la vida? ¡Ja, ja, ja! ¿O quizás no? ¿Quizás tengas razón?

Lucas sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La figura que apareció ante él le provocó una mezcla de repulsión, intriga y un vértigo indescriptible, como si su propia percepción de la realidad se estuviera distorsionando.

Era un hombre alto, vestido con ropajes extravagantes, con una máscara de teatro cubriéndole el rostro y una voz tan jovial como incomprensible. Llevaba un ukelele en la mano y, a su alrededor, flotaban más máscaras y objetos de bufón, danzando a su alrededor como si tuvieran vida propia. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era la gema incrustada en su máscara principal, que despedía un brillo hipnótico.

Todo en él gritaba "payaso de la corte real", pero también algo mucho más peligroso.

—Oh, pero qué mal presentador soy, ¿verdad? —continuó la figura, inclinando la cabeza con una exagerada teatralidad—. ¡Debo presentarme! Espero que te guste, mi no-tan-joven amigo~. Después de todo, comparado con el nulo sentido del humor de la Cacería o el lunático de la Destrucción… oh, deberías sentirte maravillado.

Lucas, aún en guardia, gruñó con fastidio.

—Ya deja la palabrería. Ese es mi chiste.

El extraño personaje soltó una carcajada suave, como si disfrutara cada momento.

—Oh, pero mi querido amigo… ¿qué serían los chistes si uno se los apropia? Heh heh… Pero tienes razón, estoy divagando. Déjame que me presente ahora mismo.

Se quitó su sombrero con un gesto exagerado y realizó una reverencia elegante.

—Mi nombre es muchos, y mis apodos, aún más. Pero tú, mi querido amigo… puedes llamarme a tu gusto…Pero creo que muchos que conoces ahora me conocen bajo el nombre de...

Aha, El Eon de la Exultacion

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Fin del Cap.

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Nombre: Lucas

Raza: Humano

Títulos: [Aquel que Vivió para contar la historia]

Edad: 24

Alineamiento: Caótico-Bueno

Escudo: 100%

Fuerza: 26

Constitución: 25

Destreza: 25

Inteligencia: 28

Sabiduría: 40

Carisma: 26

EXP: 1,9%/100%

Limit Break: 0%

S=300

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|Habilidades Innatas|

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|Habilidades Personales|

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|Habilidades Activas|

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|Habilidades Pasivas

|Rango F: : 32%|

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