Lilith deambulaba por las calles de Londres pareciendo no preocuparse por nada en el mundo y, a pesar de su figura despampanante y su habitual traje de sirvienta, parecía que no había nadie capaz de notarla mientras se movía despreocupadamente en dirección a su objetivo, la torre del reloj.
Su misión era ingresar al edificio administrativo del campus y averiguar los requisitos para inscribirse como estudiante.
Por supuesto ni ella ni sus amos necesitaban tal cosa, pero sería buena idea infiltrar algunos agentes como estudiantes del lugar como semillas para sus futuros movimientos en la asociación de hechiceros.
Según Lord Magnus, la apariencia de "un lugar de aprendizaje e investigación para todos los hechiceros" era solo eso, una apariencia, y la verdad sobre la torre del reloj era mucho menos amable de lo que la hacían parecer. Luchas internas, robo de ideas, traición, conspiraciones y asesinatos, cualquiera de esas cosas era muy posible, y hasta probable, en la torre del reloj. Pensándolo así, Lilith estaba muy contenta con su asignación, este tipo de lugares le agradaban bastante después de todo era un Archi-Demonio y era precisamente en esos ambientes que se desenvolvía mejor.
La zona de influencia de la torre del reloj estaba cubierta por una barrera de área amplia que, aunque robusta, era bastante tosca, como si fuera un mosaico de protecciones diferentes apiladas; Lilith, acostumbrada a la magia de Morgan, por supuesto fue capaz de detectar el estado turbulento de la energía mágica incluso sin ser ella misma una lanzadora mágica.
Otra cosa que notó fue que su anillo con [Invisibilidad], un hechizo de 2do nivel, había dejado de funcionar por lo que sin demora se quitó el accesorio y lo guardó en su inventario reemplazándolo por un anillo diferente.
"El nivel 2 es suficiente para los mundanos y la mayoría de los hechiceros a menos que tengan capacidades perceptivas altas. Aunque también parecen ser capaces de usar las barreras como forma de eliminar la invisibilidad", pensó para sí misma mientras seguía su camino. "También se han dado cuenta de mi presencia y ya me han puesto bajo vigilancia. Al menos su cautela no debe ser subestimada." Lilith notó los diversos "animales" que deambulaban por las calles de la ciudadela universitaria y, por supuesto, no se perdió los destellos de inteligencia de las creaturas por lo que supo que se trataba de familiares, enviados para observarla.
- Si vas a observarme al menos ten la decencia de enviar a alguien capaz de guiarme a mi destino, no un montón de familiares – se quejó en voz alta. - Largo.
Con esa sola palabra una ráfaga de aire fue expulsada desde su cuerpo mandando a volar a los familiares cercanos, pero sin lastimarlos realmente. A pesar de su desdén hacia quienes intentaban espiarla sabía que era mejor no matar el familiar de alguien más pues podría considerarse una ofensa y eso solo les generaría problemas a sus señores. Además, otra de las facetas de su misión era la de ganar el interés de la asociación de hechicería motivo por el cual entró usando un anillo mágico "basura" y luego lo guardó en su inventario a la vista de quienes sabía que la estaban espiando, todo para hacerlos interesarse en ella y, por ende, en los amos que servía.
Solo después de asegurarse de darles suficiente información para que se interesaran, pero no lo suficiente para que entendieran lo que hizo, fue momento de deshacerse de las miradas indiscretas. Sin más demoras siguió su camino hacia el edificio principal donde preguntaría lo que quería saber y luego daría por terminada la misión, al menos eso se suponía que ocurriría.
- ¡Maldita sea! Se lo demostraré a él y a todos en este lugar – un chico estaba murmurando en un rincón un poco apartado del edificio y parecía enormemente frustrado lo que llamó la atención de la demonessa. - Tendrá que disculparse por haber destruido mi tesis, ya lo verá, profesor Kayneth.
- Vaya chico parece que tienes mucha rabia – de repente la voz dulce y burlona de Lilith sonó haciendo brincar al joven. - Bueno, tranquilo niño, no deberías actuar de manera tan poco varonil, a las chicas no les gustará.
- ¡Simplemente me tomaste por sorpresa! ¿Y quién demonios eres tú? - gritó el chico antes de darse cuenta de la apariencia de la mujer.
- ¿Yo? Soy Lilith, Lilith Fallstar, y estoy aquí porque tus murmullos de resentimiento parecían interesantes así que vine a echar un vistazo.
- ¿Te estás burlando de mí? - El chico tenía una expresión fea en su rostro.
- ¿Mmm? No, para nada - respondió ella encogiendo los hombros. - Para ser honesta, estaba de camino al edificio administrativo para averiguar las condiciones de ingreso para nuevos estudiantes cuando te oí quejarte y me acerqué. Dijiste que alguien destruyó tu tesis y quieres vengarte ¿cierto? - una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de la chica. - Dime, niño, ¿qué tenías planeado? Tal vez pueda ayudarte.
Waver Velvet no estaba seguro de que pensar, pero algo en las palabras y la forma de hablar de la mujer frente a él lo tentaba a aceptar su ayuda en su plan, quien sabe, tal vez ella pueda ayudarlo a robar eso del profesor Kayneth. Así, después de pensarlo un poco, Waver aceptó el ofrecimiento de Lilith y le contó su plan de robar una reliquia de su profesor.
Si tuviera un poco más de experiencia o talento Waver se habría dado cuenta de lo extraño que era responder honestamente a las preguntas de la mujer desconocida, aún más teniendo en cuenta como funcionaban las cosas en la torre del reloj. Mientras tanto Lilith estaba asombrada de que un estudiante de la asociación de hechiceros cayera con semejante nivel de tentación. Prácticamente no hubo resistencia a su habilidad.
(***)
La tienda de varitas de Ollivander era estrecha y oscura repleta de estantes llenos de cajas rectangulares con decoraciones variadas, cada una exudando su propia aura mágica similar, pero única. Al entrar pudieron escuchar algunos ruidos bajos provenientes del interior de la tienda y poco después vieron aparecer a un anciano de apariencia débil, pero que daba una sensación extraña de sabiduría.
{Garrick Ollivander – Mago.
Nivel: 32
Títulos: El mejor fabricante de varitas
Afinidad: Alquimia; Runas; Encantamientos
Clase: Sabio}
No está mal, parece que la mayoría de sus niveles están invertidos para facilitar su oficio, incluso sus afinidades son inusualmente acordes con la creación de objetos mágicos. En cuanto a su clase, ni siquiera es necesario explicar lo que implica, por lo que Magnus estaba gratamente sorprendido con el anciano.
- ¿Oh? Pero si son las damas Greengrass – dijo el anciano reconociendo a las chicas y mirando a Daphne continuó: – Fresno, fibra de corazón de dragón, 26cm, rígida; una varita excelente para maleficios – luego se volteó hacia Astoria y habló: - Roble, pluma de Augurey, 24cm, medianamente flexible; una varita poderosa para las maldiciones y la protección por igual y una de las pocas creadas por mi padre que todavía no había encontrado a su compañero.
- También es bueno verlo, señor Ollivander – Daphne devolvió el saludo.
- Y me parece que estas buenas personas no habían visitado mi tienda antes - volvió a hablar el anciano dirigiéndose esta vez a Magnus, Tiaamat y Amriell. - Permítanme presentarme, mi nombre es Garrick Ollivander y soy fabricante de varitas.
- Es un placer conocerlo, señor Ollivander. Mi nombre es Magnus Acser, y ella es mi esposa, Tia y nuestra doncella, Amriell – se presentó Magnus.
- No creo que estén aquí por nuevas varitas para ustedes, jovencitas – Ollivander les dijo a las hermanas Greengrass y luego volvió a hablar con Magnus. - Debo decir, Señor Acser, que puedo considerarme un experto en mi campo y afirmar con orgullo que mi familia ha estado a la vanguardia en la creación de varitas durante más de dos mil años, pero para mi gran pesar no creo que ninguna varita en mi tienda sea compatible con ustedes.
Si no estaban allí por Daphne o Astoria, entonces era obvio que se trataba de los nuevos invitados. Si bien Ollivander no pudo reconocerlos se dio cuenta de inmediato de que las personas frente a él no eran en absoluto sencillas. Sus años de experiencia en la creación de varitas lo dotaron de una percepción mágica particularmente aguda y gracias a eso se dio cuenta que ninguna varita en su tienda podía igualar la energía mágica de esas personas ya que superaban con creces incluso lo que alguien como él podía percibir.
Magnus quedó impresionado por como Ollivander fue capaz de analizarlos con una simple mirada y darse cuenta de que no tenía nada para ofrecerles e incluso lo aceptó ante ellos. Esperaba a alguien testarudo y orgulloso de su oficio, como el armero mágico de antes, pero, aunque tenía su orgullo, no era soberbio y reconoció sus límites, algo que le ganó puntos a los ojos del brujo.
- Eso sería una verdadera lástima, pero si ninguna de las varitas de su tienda funcionaría, ¿podría crear una que sí lo haga? - preguntó Magnus con una sonrisa expectante.
- La varita es la que elige al mago, señor Acser. Para crear una varita para una persona especifica los materiales deben ser extremadamente afines a dicha persona, sin mencionar que la calidad también debe estar acorde ya que si los materiales son de baja calidad no serán capaces de soportar el uso de la magia por mucho tiempo - explicó el anciano. - Aunque podríamos probar si los materiales que tengo son compatibles, lo cierto es que no creo tener nada de suficiente calidad para crear varitas adecuadas para usted.
Había dos motivos por los que Magnus estaba interesado en una varita cuando sabía que incluso su bastón de mano (ahora relegado a un mero accesorio) era un enfoque mágico de mayor calidad.
En primer lugar, como fanático de la obra original su deber (autoimpuesto) era obtener su propia varita de Ollivander en su primer viaje al callejón Diagon. Era simplemente sentido común.
En segundo lugar, y tal vez un poco más importante, quería obtener una muestra para que Tiaamat pudiera estudiarla. En general la magia del Potterverso no era asombrosa, pero tenía usos y efectos que podían ser realmente útiles bien utilizados, por eso Magnus quería descubrir todo lo que pudiera de la magia de este lugar y la creación de varitas siempre fue un arte misterioso incluso en la obra de JKR.
- En ese caso creo que tengo una solución - dijo Magnus sacando algo de su inventario, lo que le ganó una ceja levantada del anciano. - Tia, podrías darme algo de madera de Yggr por favor.
Tiaamat hizo lo que le pidió y sacó de su inventario un trozo de madera negra con venas doradas recorriéndola ya que era uno de los materiales que comúnmente usaba en sus creaciones, y se lo entregó a Magnus quien a su vez lo pasó a Ollivander junto con el objeto que él mismo había sacado: Una pluma larga y blanca que dejaba salir una gran cantidad de energía mágica.
- La pluma perteneció a un dragón que derroté hace muchos años y lo considero uno de mis mayores logros. La madera es de un árbol que solo crece en la tierra que una vez gobernó el dragón y que yo tomé por derecho de conquista – Magnus habló con autoridad y nadie dudó de sus palabras. - Aparte del cuerpo y el núcleo, ¿qué más necesita para hacer una varita para mí, señor Ollivander?
Dejando de un lado las preguntas que corrían por su mente como ¿qué clase de dragón tenía plumas y gobernaba alguna tierra? El fabricante de varitas se maravilló al ver los materiales presentados frente a él que eran muchas veces mejores que cualquier cosa que hubiera visto en su larga vida.
- De acuerdo, aceptaré el encargo de esta varita. Aparte del cuerpo y el núcleo, los demás materiales pueden ser suplidos por mis existencias, pero la varita tardará al menos dos semanas en estar lista.
- Por mí no hay ningún problema, volveremos entonces para reclamarla. Como adelanto por el trabajo permítame darle esto – Magnus volvió a sacar algunas cosas de su inventario. - Son plumas de Gripho, creo que podrían ser buenos núcleos y si no, también tienen otros usos seguro que puedes venderlos a alguien por un buen precio.
Magnus le entrego diez plumas de diversos colores que obtuvo de la manada de Kirin antes del viaje dimensional. Planeaba crear algunos artículos usando las plumas, pero no había tenido tiempo, además solo diez plumas no eran ningún problema, después de todo tenía muchas más en su inventario y las que le dio a Ollivander eran de Griphos jóvenes que solo habían alcanzado el nivel 38 en promedio, eso no debería ser algo demasiado raro considerando que por aquí todavía existían los dragones, aunque eran más bien parodias en opinión de Magnus.
Después de hablar un poco más y de que Ollivander tomara sus medidas, se despidieron y volvieron a moverse por las calles del centro mágico de Londres mirando las exhibiciones y comprando algunas cosas de vez en cuando.
Finalmente terminaron en una tienda de animales mágicos que a Magnus le llamó la atención. El interior del lugar era ruidoso y llenó de jaulas y contenedores con toda clase de animales diferentes y algunos bastante extraños, Magnus, sin embargo, no se detuvo a mirar ningún animal y caminó directamente hasta la zona de aves de la tienda y se paró frente a un cuervo en particular. Parecía un poco más grandes que los cuervos aledaños (que ya de por sí eran más grandes que los comunes) y sus plumas negras finalizaban en un borde plateado. Sus ojos eran inteligentes y parecía estar evaluando al brujo al mismo tiempo que este lo evaluaba.
{Cuervo pensante - 20
Un descendiente lejano de Hugin, uno de los cuervos del dios Odín. Posee inteligencia y consciencia de sí mismo como la mayoría de las bestias fantasmales de alto nivel. Tiene la capacidad de cambiar de fase volverse momentáneamente intangible y puede lanzar ataques psíquicos débiles como forma de ataque}
Después de estudiarse mutuamente durante un tiempo el cuervo graznó y asintió con la cabeza como reconociéndolo lo que honestamente dejó a Magnus sintiéndose muy confundido por haber sido reconocido por un ave 84 niveles más débil que él.
- Supongo que vendrás conmigo – dijo Magnus al cuervo. - Aunque tengo curiosidad por qué permaneciste en la jaula si podías escapar en cualquier momento.
El cuervo miró a Magnus por un momento como preguntando cómo sabía eso a lo que el brujo solo mostró una sonrisa cómplice y no dijo nada. Un par de minutos después abandonaron la tienda con el cuervo, ahora llamado Hug en honor a su antepasado, posado sobre el hombro de Magnus. Sin mucho más que hacer dieron por terminado el día y le prometieron a Daphne ponerse en contacto pronto. Después de eso regresaron a la mansión que estaban usando y que ya habían pensado comprar y adecuar como una base secundaria, aunque el plan es que parezca que pertenece a la persona que se infiltrará en la torre del reloj, pero para eso todavía faltaba algún tiempo.
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Wenaaaassss
¿Qué tal el capítulo? Cualquier fanático de HP, incluso si no la necesita, querría su propia varita de Ollivander, no tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Si les gusta la historia dejen una reseña y una piedra de poder.
Dejen sus opiniones en los comentarios.
Nos vemos!!!!
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