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Chapter 5 - Capítulo 5

Capítulo 5 Alma del Dios Dragón

 

Como el Dios Dragón prometió, él estuvo un mes entrenando su

cuerpo para recibir su sangre, su alma, su esencia y su médula, que sería lo

último. Xión, quien recibió varias gotas de la sangre del Dios Dragón, aumentó

la fortaleza de su cuerpo y sus venas profundas en varios pliegues en tan solo

una semana, por lo que su tiempo de entrenamiento se duplicó. Cuando ya no

podía más debido a sus heridas, se sumergía en la piscina de hierbas curativas

mientras consumía la sangre y comía la carne del dragón del Reino profundo

Cielo que había matado, lo cual también fortalecía su cuerpo y recuperaba su

energía al instante.

Después de dos semanas de iniciar este brutal entrenamiento

de su cuerpo, avanzó a la tercera etapa del Gran Camino de Buda, lo cual, junto

con la carne y la sangre del dragón del Reino Profundo Cielo, le permitió

avanzar en su cultivo hasta el rango 5 del Reino Profundo Espiritual.

La habilidad de la espada del Dios de la Estrella del Lobo

Celestial, aunque Xión solo conocía la primera etapa, continuó aumentando su

poder sin parar, y la sombra rota del Dios de la Estrella alcanzó la segunda

etapa, lo que le permitía crear dos ilusiones de sí mismo tan reales que ni un

dios podría distinguirlas.

Con el avance a la tercera etapa del Gran Camino de Buda, Xión

ya no temía quedar lisiado en su entrenamiento, ya que gracias a sus

conocimientos médicos de la habilidad El Milagro de la Vida y a esta técnica de

cultivo, incluso podría reparar sus venas profundas si estas fueran destruidas,

sin mencionar su carne y huesos. Apenas avanzaba, todas las cicatrices, marcas

o daños en su cuerpo desaparecían en tan solo una hora en la piscina de hierbas

curativas.

Al salir de la piscina, una hora después, Xión sorprendió a

Chu Yuechan, quien lo había llevado cada tres horas de entrenamiento a la

bañera con huesos fracturados y heridas por todo el cuerpo, para verlo

recuperarse durante seis horas. Pero ahora, en solo una hora, salió pareciendo

una persona que nunca en su vida había sufrido ni siquiera un pequeño rasguño.

Xión sonrió y sacó el cadáver del dragón emperador de las

llamas. Recordó sus primeros años de entrenamiento en el mundo ninja, aunque el

Gran Camino de Buda no se podía comparar con el chakra de Kurama para curar

heridas.

—A partir de ahora, comeré su carne y beberé su sangre, me

será más útil que cualquier medicina —dijo Xión—. Dios dragón, a partir de

ahora, solo me tomará media hora curarme, y media más para recuperar mi

energía, descansaré seis horas, y el resto, entrenaré, las heridas ya no serán

un problema —sentenció Xión.

—Excelente, pensé que tendríamos que esperar, pero ahora

puedo darte mi médula y mi esencia, aunque el dolor no te dejará dormir al

menos por una semana —sentenció el dios dragón. No era una pregunta, pero Xión

asintió satisfecho.

—¡Ustedes están locos! —reprendió Jasmine—. ¡No voy a ver

esto! —sentenció y se sentó fuera de su tienda para sellar sus sentidos y

meditar.

—Chu Yuechan, esto es demasiada carne para mí, siéntete libre

de comer, te ayudará en tu cultivo —dijo Xión.

Xión y el dios dragón cumplieron su palabra, él dios Dragón

trasplantó la médula de dragón, sus huesos, su alma y su esencia a su cuerpo,

mejorando varias veces su capacidad de curación. Xión ignoró el dolor, y curó

sus heridas con su piscina de hierbas, que renovaba todos los días, y el Gran

Camino de Buda.

En cuanto al entrenamiento, el dios dragón le dio una espada

pesada de rango cielo de máxima calidad, y a Xión no le faltaban técnicas

marciales que llevaran su cuerpo al límite con cada movimiento, solo con abrir

la segunda puerta y usar el segundo reino de Corazón Ardiente, ya ponía presión

sobre su cuerpo, pero como ya se estaba acostumbrando y había avanzado en el

camino de buda, Xión abrió la tercera puerta, y activó el reino de purgatorio,

logrando usarlo por treinta segundos antes de terminar arrastrado a la piscina

de hierbas medicinales.

Xión no se rindió y siguió con su entrenamiento, comiendo

toda la carne y sangre del dragón de la llama del reino emperador, lo que

fortaleció y nutrió su cultivo, que se volvió cada vez más estable. Además,

gracias al alma del dios Dragón, Xión avanzó de nuevo en su cultivación,

avanzando al rango 10 del reino del espíritu.

Al absorber el alma y la médula del dios dragón, Xión obtuvo

otros beneficios, entre ellos, que las células de su cuerpo original aumentaron

su velocidad de asimilación del cuerpo de Yun Che, asimilando su línea de

sangre y despertando su mango profundo, un poder que permitía leer mentes, y

también le prometía convertirse en el dios verdadero más fuerte de todos cuando

avanzara a ese reino, porque esta era como la técnica de clones de sombra.

Un mes después, su entrenamiento para asimilar el legado del

Dios Dragón Primordial había terminado, y este parecía satisfecho, solo dejando

un hilo de su alma para esperar a que su hija fuera liberada.

—¡Libera a mi hija y mantén tu corazón sin sucumbir a la

oscuridad! —declaró el dios dragón.

—¡No fallaré! —declaró Xión, guardando la espada pesada del

cielo en su anillo espacial y mirando a Chu Yuechan.

—Es hora de irnos —dijo Xión. Chu Yuechan, que también había

estado cultivando, asintió.

Medio día después, Chu Yuechan llevó a Xión a la ciudad

capital del país del viento azul, la ciudad del viento azul.

Como esta era la ciudad imperial y estaban allí en visita

oficial, Chu Yuechan no usó ninguna capa para cubrir su vestido blanco de la

secta Nube Congelada Asgard, y ambos caminaron bajo la mirada asombrada de los

habitantes de la ciudad hasta el palacio imperial, donde incluso antes de

llegar, fueron recibidos por los enviados del emperador, que los recibieron y

los llevaron a su sala de audiencias.

La sala de audiencias era enorme, como solo los cultivadores

de este mundo podían crear, con paredes y altas columnas de mármol. Al final,

un trono dorado al estilo oriental donde se sentaba un hombre de mediana edad,

de porte autoritario y fuerte, pero Xión, que era un médico divino, podía ver

que estaba débil y le quedaban pocos años de vida.

Al lado del trono estaban los príncipes imperiales y también

Cang Yue, que era una de sus hijas y la princesa. Bajando las escaleras del

trono dorado, estaba la corte imperial, unas cincuenta personas, que los

miraron con curiosidad al entrar.

—Hada Chu Yuechan, es un honor recibirte en mi palacio —dijo

el emperador Cang Wanhe, padre de Cang Yue, para darle la bienvenida al

palacio. Xión también llevaba ropas blancas, una adaptación del uniforme de la

Nube Congelada Asgard para él, pero nadie le dirigió una mirada, ya que a los

ojos del emperador y su corte, era demasiado joven para ser alguien importante.

Xión había crecido diez centímetros en los últimos meses debido a que sus

células estaban potenciando el cuerpo de Yun Che, pero no aparentaba más de

dieciocho años, a lo sumo podía pasar por un estudiante.

—Emperador Cang Wanhe, es un honor ser recibida con tanta

amabilidad, pero no estoy aquí en visita oficial, solo como acompañante

—explicó Chu Yuechan cuando estuvieron a cinco metros del trono, entre la

familia real y la corte.

El emperador parpadeó y miró a Chu Yuechan, luego más allá de

ella y a sus lados, hasta bajar un poco su vista desde su gran trono de

dragones, que parecía un altar, y mirar a Xión. No frunció el ceño, pero estaba

claro que temía alguna broma. Por otro lado, Chu Yuechan no era conocida por

ser una bromista; ninguna de las hadas lo era. Fuera de su secta, todas tenían

una presencia helada.

Xión hizo una reverencia para saludar al emperador.

—Esta visita es por mi causa, pero no estoy aquí para visitar

al emperador —dijo Xión y miró a Cang Yue para hacer una reverencia.

—Como he prometido, estoy aquí para saldar algo de karma, y

mi deuda de destino —dijo Xión. Cang Yue se apresuró a hacer una reverencia.

—Maestro Xión, bienvenido. Es un honor para nuestro Imperio

del Viento Azul recibir tu visita —dijo Cang Yue con humildad, luego miró a su

padre—. Padre imperial, el maestro Xión no es parte de la secta Nube Congelada

Asgard; él es un anciano invitado, y el hada Yuechan es su guardia —explicó

Cang Yue.

El emperador lució alarmado, al igual que la corte, pero Chu

Yuechan asintió con indiferencia, dejando aturdida a la mitad de la corte y

sorprendida a la otra mitad. El emperador no era la excepción.

—Padre imperial, Xión es un amigo. ¿Puedo invitarte a mi ala

del palacio para recibirlo? —preguntó Cang Yue, ya que no podían tratar a su

padre delante de toda la corte. Los príncipes lucieron alarmados, pero el

emperador levantó la mano antes de que nadie hablara.

—Te acompañaré —declaró, y nadie pudo decir nada en contra.

—Su majestad imperial, permítame acompañarle —dijo un hombre

mayor que llevaba túnicas blancas, cuando salían de la sala del trono. El

emperador frunció el ceño, pero Cang Yue sonrió y asintió, lo que hizo que el

emperador también asintiera. Xión sabía que este era el médico imperial, el

responsable de la enfermedad del emperador, y que solo quería espiar, pero no

dejaba de sorprenderle cómo se lanzaba al fuego, ya que este hombre no saldría

vivo de esta reunión.

Cang Yue los llevó a todos a una gran sala. Eran cuatro

personas, aunque había varios guardias que los seguían y ocultaban su

presencia. Xión suponía que eran los guardias del emperador. Cang Yue le

ofreció un asiento a su padre. Xión se sentó junto a Chu Yuechan, mientras que

Cang Yue, su padre y el médico se sentaron frente a ellos.

—Padre, Xión, a pesar de su juventud y su nivel de cultivo

bajo, es un médico divino y un gran alquimista. Es un anciano invitado de la

secta Nube Congelada Asgard —presentó Cang Yue, revelando también su propósito

allí. El emperador se tensó.

—Su hija no me ha mencionado su enfermedad; he sido yo quien

la ha notado y ofrecido mi ayuda, ya que tengo una deuda de destino con ella.

Por eso, en el futuro, su imperio estará bajo mi protección. Curarle ahora solo

es un pequeño agregado —explicó Xión.

—Majestad imperial, este joven no sabe lo que dice —dijo Gu

Qiu Hong. El hombre era un anciano miserable, pero tenía buenas habilidades

médicas y también era capaz de desbloquear tres puntos profundos para los

cultivadores, lo que le hacía muy valorado entre las sectas.

Xión se levantó y abrió la segunda puerta, ya que la primera

podía mantenerla abierta en todo momento. Agarró a Gu Qiu Hong del cuello con

una fuerza que ni siquiera un cultivador del reino profundo del cielo podría

resistir, por lo que el cuello del anciano fue triturado en su mano. Los

guardias del emperador salieron, pero ya era tarde, y no pudieron alcanzarlo,

ya que Chu Yuechan se interpuso en su camino. El cadáver del anciano cayó al

suelo. Cang Yue lo miró con miedo.

Xión recuperó el anillo del anciano y examinó su contenido.

Había algunos ingredientes valiosos, libros que para él eran inútiles, dinero,

ropa y comida. Xión guardó el anillo, ya que nunca se sabía cuándo podría ser

útil.

—¿Qué significa esto? —demandó el emperador con tono de

precaución, ya que sus guardias habían sido detenidos en sus lugares por la

sola presión de Chu Yuechan.

—Majestad, por favor, tranquilícese —dijo Xión mientras

sacaba algunas pociones que ya había preparado, así como sus agujas de

acupuntura—. Esta persona ha sido quien le ha implantado un parásito en su

interior y es el responsable de su estado actual. No vale la pena preocuparse

por él —agregó acercándose al emperador. Este se tensó y parecía poco dispuesto

a cooperar, pero Cang Yue se postró rostro a tierra.

—Padre imperial, si llega a sufrir algún daño en manos de Xión,

me quitaré la vida en este mismo lugar. Por favor, permítale tratarlo —rogó

Cang Yue. Ella era demasiado bondadosa de corazón, incluso derramó algunas

lágrimas al ver morir al hombre que estaba matando a su padre. El emperador

apretó los dientes y asintió.

Xión no perdió tiempo y usó sus agujas para aplicar un sebo

en el parásito devorador del alma para hacerlo visible, y tanto el emperador

como sus guardias lucieron alarmados cuando el parásito salió del pecho del

emperador.

Una vez que el parásito se mostró, Xión utilizó su mango

profundo en su forma espiritual para separarlo del alma del emperador, y luego

lo guardó, ya que también era un ingrediente valioso y difícil de conseguir.

Después de terminar, Xión se apartó y sacó papel y lápiz para

sentarse y escribir.

—El parásito devorador del alma, si se implanta en el corazón

de un cultivador, devorará su cultivo y su alma en un plazo máximo de cinco

años. Al ser extraído, la persona que lo obtenga puede beneficiarse de ello y

aumentar su cultivo, aunque no creo que ese fuera el único propósito de ese

anciano —dijo Xión—. Cang Yue, levántate, tu padre ya está a salvo y vivirá una

larga vida —agregó mientras terminaba de escribir. Xión se puso de pie

nuevamente.

—Majestad, siga esta receta al pie de la letra y se

recuperará por completo —dijo Xión, ofreciéndole una caja de pastillas y su

receta.

El emperador se apresuró a tomar la receta y la caja de

pastillas, ya que había visto que Xión decía la verdad y esperaba experimentar

una mejora inmediata al deshacerse del parásito.

—¡Maestro Xión, gracias por su ayuda! —dijo el emperador con

una pequeña reverencia, lo cual era bastante inusual para él. Xión levantó las

manos.

—Las gracias no son necesarias. Como dije antes, hago esto

por su hija, pero si desea agradecerme, tengo una petición para usted —dijo Xión.

—Por favor, maestro Xión, hable —dijo el emperador.

—En poco más de un año, se llevará a cabo el Torneo de

Clasificación del Viento Azul, y como soy un anciano invitado en la secta Nube

Congelada Asgard, no puedo participar. Sin embargo, sería diferente si

representara al Palacio Profundo del Cielo —explicó Xión. El emperador miró a

Chu Yuechan, quien había liberado a los guardias y regresado a su lado. Chu

Yuechan lo miró con reproche, pero no dijo nada.

—Mi esposa me ha estado ignorando durante mucho tiempo, creo

que es hora de ponerla en su lugar —dijo Xión con una sonrisa. Chu Yuechan rodó

los ojos.

—¡Te quedarás aquí! —gruñó Chu Yuechan. Xión negó con la

cabeza.

—Soy un anciano invitado en la secta Nube Congelada Asgard y

debo cumplir con mis responsabilidades. Además, ya me he ausentado por más de

un mes, volveré contigo —dijo Xión, luego miró al emperador, quien esperaba a

que terminara su conversación.

—Por supuesto, sería un honor para nosotros —dijo el

emperador, encantado con su petición.

—También me gustaría que trajera a mi familia a este lugar:

mi abuelo, Xiao Lie; mi tía, Xiao Lingxi; y mi cuñado, Xia Yuanba. Todos ellos

están en el Palacio Profundo de la Luna, en la Ciudad de la Luna Nueva. Mi

cuñado, Xia Yuanba, tiene un gran talento para el cultivo y podría convertirse

en un cultivador del Reino del Cielo en un año, pero su corazón es demasiado

blando y carece de motivación. Si logra inspirarlo, será un gran protector para

el imperio —explicó Xión. El emperador lo miró con sorpresa pero asintió

rápidamente. Xión luego miró a Cang Yue.

—Princesa Cang Yue, estaré en la secta Nube Congelada Asgard.

Si surge algún problema, no dude en llamarme de inmediato —dijo Xión mientras

miraba el cadáver del anciano médico.

—Si alguna de las sectas pide explicaciones por su muerte,

pueden dirigirse a la secta Nube Congelada Asgard para obtenerlas —sentenció

Chu Yuechan. El emperador asintió apresuradamente, ya que el anciano médico

tenía buenas relaciones con varias sectas.

—Antes de irme, tengo un segundo tratamiento que beneficiará

tanto a usted como a sus guardias al aumentar su velocidad de cultivo —dijo Xión,

sacando sus agujas para desbloquear sus puntos profundos.

Una vez terminada su labor, Xión no perdió tiempo y regresó a

la secta Nube Congelada Asgard. A diferencia de Yun Che, él no planeaba

desperdiciar su tiempo de entrenamiento en aventuras y ya había aprovechado

todos los beneficios disponibles en este país.

A Xión solo le quedaba participar en el torneo para obtener

un lugar en el terreno prohibido, donde se encontraba la semilla elemental de

agua, necesaria para obtener el cuerpo herético de agua y crear la técnica más

poderosa de la historia original. Esta técnica combinaba las llamas del Fénix

con la técnica de cultivo dejada atrás por la fundadora de la Nube Congelada

Asgard, que en realidad era la hermana de Mu Xuanying, Mu Bingyun. Era una

técnica de cultivo equivalente a la oda del Fénix, conocida como el Canon de Envestidura

del Fénix de Hielo, pero se requería al menos una gota de sangre para

practicarla, y Xión no la tenía. Sin embargo, con la semilla elemental de agua,

podría saltarse esa limitación y obtener al menos el cincuenta por ciento de su

poder.

Al regresar a la secta, Xión continuó su entrenamiento para

fortalecer su cuerpo mientras consumía la sangre del Dragón Emperador. También

esperaba que Jasmine se recuperara pronto y le proporcionó una cantidad de su

sangre semanalmente para acelerar su curación.

Con el arduo entrenamiento de su cuerpo, a la edad de

diecisiete años, ya había alcanzado el reino Profundo Tierra de rango 2, y aún

faltaba un año para el torneo. Desafortunadamente, la carne del Dragón

Emperador no sería suficiente como recurso de cultivo para avanzar al reino del

cielo; necesitaría un Dragón del Reino Tirano para eso. Sin embargo, intentar

matar a uno en este momento sería demasiado peligroso, cualquier pequeño error

sería mortal. Además, no había ningún lugar al que pudiera ir a cazar un Dragón

del Reino Profundo Tirano.

Sin una fuente de energía para impulsarlo, su velocidad de

cultivo se ralentizaría, lo que implicaba una pérdida de tiempo.

—¿Qué sucede? ¿No hay entrenamiento intenso hoy? —preguntó

Jasmine al darse cuenta de que no había comenzado su entrenamiento.

—Me quedaré sin recursos en poco tiempo. No podré avanzar al

reino del cielo antes del torneo. No es algo que necesite, pero es una molestia

perder tiempo. Sin los recursos adecuados, perderé más de medio año —explicó Xión.

—¿Qué necesitas, un dragón del reino soberano? —preguntó

Jasmine. Sin duda, eso sería un buen nutriente—. No es imposible, con la sangre

que me has dado, podré utilizar…

—¡No! —sentenció Xión—. No voy a usarte de esa manera. Ya me

has dado demasiado. Solo descansa, perder medio año o un año no es mucho.

Además, no es como si no tuviera nada que hacer. Puedo dedicar más tiempo a

practicar otras técnicas, como la Sombra Rota del Dios de la Estrella, mejorar

mis habilidades marciales y fortalecer mi cuerpo. Aunque no tenga potenciadores

de cultivo eficientes, mi cuerpo seguirá fortaleciéndose mediante el

entrenamiento físico constante —explicó Xión.

—Estoy aburrida —se quejó Jasmine.

—Puedo tomarme algunas tardes libres. Al menos una vez a la

semana podríamos salir a caminar por ahí —propuso Xión, aprovechando la

oportunidad. Jasmine guardó silencio.

—¿Solo caminar? —preguntó Jasmine, aparentemente sin

comprender la idea.

—También podríamos hablar de muchas cosas, no necesariamente

importantes, como el clima, el frío, el calor, los árboles, los animales. Tú

podrías hablarme de la música que te gusta o de los colores. Incluso podríamos

hablar de comida —dijo Xión mientras cerraba los ojos y se teletransportaba

frente a Jasmine en la Perla de Veneno Celestial. Jasmine se tensó al verlo.

—¿Cómo quieres que me entretenga con esas tonterías?

—preguntó Jasmine estirando el cuello.

—Me entretengo solo con mirar tus ojos, podría hacerlo por la

eternidad y no aburrirme ni un segundo —dijo Xión. Jasmine lo miró incómoda,

pero luego la furia se reflejó en sus ojos.

—Deja de decir estupideces —reprendió—. ¿No sabes quién soy?

—preguntó indignada—. Soy Jasmine. Jasmine Ensangrentado, y mi destino es la

matanza. Soy la diosa de la Estrella de la Matanza Celestial, mi propio destino

está maldito desde mi nacimiento y todos lo saben. Además, tengo que matar a

mucha gente —reprendió cruzando los brazos.

—También eres Jasmine, la chica cuyos ojos podría mirar por

la eternidad. Jasmine, la diosa que me ha brindado la oportunidad de forjar mi

propio camino en este mundo. Eres Jasmine, la diosa más hermosa. Jasmine, la

flor escarlata —Xión se acercó a ella y, con un pensamiento, la sacó de la

Perla del Veneno Celestial. Ahora estaba frente a él—. Jasmine, de quien me he

enamorado —dijo Xión y la besó en los labios mientras miraba sus ojos. Fue un

beso en los labios y ella no se resistió cuando él la abrazó…

—¡Pervertido! —reprendió Jasmine unos segundos después,

dándole una bofetada que lo envió volando contra una pared. Pero no se detuvo

ahí, voló detrás de él y le agarró del cuello, propinándole una serie de

bofetadas atronadoras—. ¡Sucio, asqueroso, cerdo, demonio sexual! —reprendió

Jasmine. Las bofetadas no parecían ser suficientes, así que también le propinó

un centenar de patadas, fracturándole los huesos. Todo esto ocurrió en unos

diez segundos y luego regresó a la Perla del Veneno Celestial y se encerró en

su tienda.

—¡Si vuelves a hablarme, te mato! —sentenció desde adentro.

Jasmine había gritado y liberado un aura aterradora, por lo

que apenas unos segundos después de que se marchara, la maestra de secta y las

Siete Hadas llegaron al lugar para buscar al intruso, pero solo encontraron a Xión

con la cara hinchada y los huesos rotos.

—Maestro Xión, ¿estás bien? —preguntó la maestra de secta. No

estaba muy preocupada, ya que estaba acostumbrada a verlo en peores condiciones

después de forzar la liberación del Reino Purgatorio en sus entrenamientos.

Esto solo era una paliza leve.

—¡Las diosas son tan suaves! —dijo Xión con gemidos de dolor.

—¡Te voy a matar! —reprendió Jasmine, haciendo temblar toda

la habitación con su aura. No ocultó su voz, lo que indicaba que realmente

estaba enfadada. Xión no quería que ella sufriera una reacción por su culpa,

así que no dijo nada más, solo suspiró.

Las Siete Hadas y la maestra de secta estaban conmocionadas

por el aura de Jasmine, que superaba todo lo que conocían o conocerían en este

mundo. Chu Yuechan fue la primera en recuperarse y, fingiendo que no pasaba

nada, lo levantó para llevarlo a la piscina de hierbas curativas, aunque Xión

ya estaba empezando a curarse solo gracias al Gran Camino de Buda, que ya

dominaba y estaba a punto de avanzar a su cuarta etapa…

—¿Maestro Xión? —preguntó Chu Yuechan cuando intentó

depositarlo en la piscina de hierbas curativas y él la abrazó por la cintura

impidiéndoselo. Ella se tensó pero no le golpeó ni lo apartó con fuerza.

—Hada Yuechan, mis recursos de cultivo se están agotando. Ya

me he comido al dragón del cielo potenciado por la sangre del dios dragón y me

queda poco del dragón emperador —explicó Xión.

—Maestro Xión, traeremos otro dragón emperador para usted —se

apresuró a decir la maestra de secta.

—Eso sería bueno, pero como habrán notado, mi talento y el de

Xia Qingyue son similares pero también muy diferentes. Ella tiene casi todo lo

que necesita para avanzar en su propio cuerpo y cualquier recurso que tenga a

su disposición es muy efectivo en ella. Su avance rápido depende solo de su

voluntad y de unos pocos recursos.

»En cambio, yo solo tengo un hambre infinita de recursos y

para avanzar rápidamente en un reino, necesito recursos de al menos tres etapas

superiores a la mía —explicó Xión. Las hadas y la maestra de secta estaban

conmocionadas—. Así es, para avanzar a la misma velocidad que cuando llegué a

este lugar, necesitaría un dragón del reino profundo tirano —confirmó Xión—.

Pero justo ahora, mientras me insultaban, recordé algo más —dijo con un tono

insinuante mientras se aferraba al cuerpo de Yuechan. Chu Yuechan se

estremeció.

—¿Qué método es ese? —preguntó Chu Yuechan con un tono

amenazador que advertía a Xión que si decía algo pervertido, lo partiría en dos

antes de devolverlo a la piscina de hierbas. La maestra de secta también lo

notó y se apresuró a su lado. Xión carraspeó.

—Cálmense, soy un hombre de carácter y honor. Si me atrevo a

proponer este método, es porque primero, estoy dispuesto a asumir la

responsabilidad, y segundo, no te perjudicará de ninguna manera y recibirías un

gran impulso y fortaleza. Me atrevo a asegurar que avanzarías al reino profundo

tirano —explicó Xión enfocándose en los beneficios antes que en el trabajo.

Chu Yuechan lo apartó de un empujón y lo metió en la piscina

de hierbas medicinales. Luego se fue caminando indignada.

—Bueno, nadie puede decir que no lo he intentado —dijo Xión

con un suspiro. La maestra de secta y las otras hadas lo miraron con

expresiones de disgusto.

—Maestra de secta, no soy ese tipo de persona. El hada

Yuechan me parece una persona honorable y me sentiría honrado de tenerla a mi

lado, pero si no es su deseo, nunca me atrevería a forzarla de ninguna manera

—aseguró Xión y cerró los ojos para concentrarse en su curación.

—¿Tiene que ser Yuechan? —preguntó la maestra de secta. Xión

abrió los ojos y miró a la mujer de mediana edad con espanto.

—Anciana, tengo estándares muy altos —sentenció Xión. La

maestra de secta apretó los puños y lo miró con indignación. Ella apretó los

dientes para contener la ira.

—Me refería a otra hada —gruñó la anciana. Las otras hadas

parpadearon y luego lucieron avergonzadas, sin saber dónde mirar, pero Xión

negó con la cabeza.

—No, yo aún conservo mi integridad y un hombre debe tener

dignidad. La diosa que elegí me rechazó de manera violenta, mi esposa me frunce

el ceño solo por llamarla esposa, y ahora el hada también me ha rechazado. No,

no soy un pedazo de carne que se vende al mejor postor —sentenció Xión y estiró

el cuello para espantar a la anciana y sus hadas con un ademán de su mano en

señal de ofendida dignidad.

La maestra de secta rodó los ojos, pero se retiró llevándose

a las hadas que luchaban por quedarse y golpear a Xión por tratarlas como si se

estuvieran ofreciendo a él.

Xión miró hacia el interior de la Perla del Veneno Celestial,

pero Jasmine había cerrado su tienda. Por supuesto, Xión podía verlo todo desde

afuera, pero no lo haría porque no quería comportarse como un degenerado, como

en la historia original.

—¡Asqueroso! —reprendió Jasmine al darse cuenta de que él

estaba observando su tienda.

—Solo quería…

—¡Cállate! —lo interrumpió Jasmine sin dejarlo hablar—. Si le

dices a alguien, estás muerto —advirtió. Xión suspiró.

—Jasmine, ¿tienes novio? —preguntó Xión—. Lo que hice es

natural, significa que me gustas —explicó.

—No me hables, eres un degenerado. Además, ya estás buscando

a más mujeres, eres un pervertido —reprendió Jasmine.

—Bueno, tengo la sangre y la médula del dragón, lo que

significa que puedo obtener beneficios de un cultivo dual sin perjudicar a las

mujeres con las que esté. A falta de recursos, es algo que estoy dispuesto a

hacer —dijo Xión.

—¡Un gran sacrificio, sin duda! —dijo Jasmine con sarcasmo y

desprecio.

—No, esto no es un sacrificio, es solo un método poco

convencional que estoy dispuesto a utilizar siempre y cuando no cause daño a

ninguna persona en el proceso y solo si es consensuado. Mi entrenamiento

tampoco es un sacrificio, realmente disfruto sintiendo cómo mi fuerza crece día

a día y mis técnicas avanzan.

»Es una sensación embriagadora, como un buen whisky que arde

en la garganta pero deja una sensación cálida en todo el cuerpo y el alma

—explicó Xión—. En cuanto a sacrificarme por alguien, no lo haría por

cualquiera… Bueno, hay una excepción, una hermosa excepción con cabello

escarlata y ojos de eternidad —añadió Xión con un suspiro de tristeza. Jasmine

no dijo nada durante unos segundos.

—¡No me hables, eres un demonio! —reprendió Jasmine. Xión

sonrió, notando la inseguridad en su voz.

 

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